tag:blogger.com,1999:blog-72761654508570660732024-02-18T21:57:26.704-08:00VUELVA USTED MAÑANALuis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.comBlogger61125tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-18979341906238193682019-01-19T04:02:00.002-08:002019-01-19T04:02:35.004-08:00Entrevista con BROKE LORD en Atonal<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNtInHX7pRXbNKEJj5oUvu3cttrkhkSPyeCIRT_goFcsVPQtr5pM_9ZeLeFb33Vt6FEWAnu4RK38jXgk5uzpMm3-PhnC3K6xk38t02BD6tsS7z2Sgy8_Etj_GwiRgJie3nXjLA_FWJZ8Q/s1600/IMG-20181025-WA0005.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="998" data-original-width="1600" height="248" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNtInHX7pRXbNKEJj5oUvu3cttrkhkSPyeCIRT_goFcsVPQtr5pM_9ZeLeFb33Vt6FEWAnu4RK38jXgk5uzpMm3-PhnC3K6xk38t02BD6tsS7z2Sgy8_Etj_GwiRgJie3nXjLA_FWJZ8Q/s400/IMG-20181025-WA0005.jpg" width="400" /></a></div>
Me entrevistaron en ATONAL a cuento de mi gemelo maligno, BROKE LORD. Pueden leerlo <a href="https://atonal.net/broke-lord-es-ahora-cuando-lo-analogico-es-una-singularidad/">AQUÍ</a>.Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-5915152132598420072019-01-18T06:18:00.001-08:002019-01-18T06:18:11.300-08:00Yonquis de ayer, hoy y Denver<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqoInm5u9jZGX5jnnbtIMd1k_h5evMyrdmqCr-7EYg7lxtsBrIJidebI7dx_PPip2sag8pldXLzsXDsGWBUTE6YRektIqsXLrmrNHmW4GEZ0adPlx5eIY8ot2Hd4K442poPdVH2FRYpCY/s1600/neilll.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="480" data-original-width="720" height="267" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqoInm5u9jZGX5jnnbtIMd1k_h5evMyrdmqCr-7EYg7lxtsBrIJidebI7dx_PPip2sag8pldXLzsXDsGWBUTE6YRektIqsXLrmrNHmW4GEZ0adPlx5eIY8ot2Hd4K442poPdVH2FRYpCY/s400/neilll.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
Hablo <a href="https://kaputmagazine.blogspot.com/2019/01/neil-hagerty-howling-hex-denver.html">AQUÍ</a> -un texto algo libre escrito en diez minutos con la lucidez de las tardes perdidas- sobre Neil Hagerty y su disco DENVER. En exclusiva en Kaput, el único blog que importa...
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-62598314544999107752018-12-08T07:34:00.004-08:002018-12-08T07:34:52.078-08:00SAILORS OF THE HIGHWAYUna enredada reflexión sobre el viaje y otras perversiones necesarias que pueden encontrar <a href="http://kaputmagazine.blogspot.com/2018/10/sailors-of-de-highway-un-delirio-de-no.html">AQUÍ</a>Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-21961682983965464982018-05-11T09:16:00.001-07:002018-05-11T09:17:45.082-07:00El taller, la patria y otras preguntas sin contestar <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyIAhI9KhMIvwQF4A13VcjZ6pYt33cg4RP0Mc88fUM0bCrTS-evWMOVe1hu7S6uua8eY-PQI9c8H8HB316YyXVdH5ana1kE5CDzIpOlEhm7JFYmeu5g7FaXFNPZZIVxTSx3-yr0BkDQ9Q/s1600/leiro.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="900" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyIAhI9KhMIvwQF4A13VcjZ6pYt33cg4RP0Mc88fUM0bCrTS-evWMOVe1hu7S6uua8eY-PQI9c8H8HB316YyXVdH5ana1kE5CDzIpOlEhm7JFYmeu5g7FaXFNPZZIVxTSx3-yr0BkDQ9Q/s400/leiro.jpg" width="400" /></a></div>
<i>(Escribí este texto para una revista que ahora no recuerdo por encargo de mi buen amigo Aser Álvarez, que había estrenado poco antes el fantástico documental sobre Francisco Leiro "Sísifo Confuso" y que aportó las entrevistas realizadas durante tal proceso. Hoy he encontrado el texto entre el montón de morralla digital de mi escritorio. Aquí queda. Previamente había escrito otro en la misma dirección, para Frontera D, que se puede encontrar <a href="http://www.fronterad.com/index.php?q=14942">AQUÍ</a>)</i><br />
<i><br /></i>
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El que pregunta se arriesga a un sinnúmero de cosas, y el
conocimiento no es la más inofensiva. Se arriesga, por ejemplo, a que le
contesten. Y se arriesga a que no lo hagan. Son esos, quizá, los dos problemas
clásicos de quien entrevista a un artista, no los únicos. El primero,
encontrarse con un discurso teórico demasiado elaborado, que el interrogado ya
se ha repetido mil veces a sí mismo hasta despojarlo de sentido; un relato de
los propios motivos que de puro sólido no deja pasar la luz de lo cierto. El
segundo, su opuesto: encontrarse con ese creador hosco, huidizo, que ha
decidido hace tiempo que prefiere callar, no por falta de reflexión sino por
otras razones, y dejar que la obra hable. Sólo la obra. Leiro es un ejemplo
pluscuamperfecto de este segundo obstáculo como se puede observar con pétrea
nitidez en “Sísifo Confuso”, el documental en el que Aser Álvarez ha sabido retratar
a escultor arosano (Cambados, 1957) en la plenitud de su trabajo.<br />
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“¿Qué puede decir de un poema el que lo ha escrito?”, se
preguntaba el escritor portugués Alberto Torga: “Todo lo que tenía que decir,
lo dijo en él, al hacerlo”. Y sin, embargo, paradoja, ahí está la frase escrita
en sus esenciales “Diarios”, como testigo de que el mismo afrontó esa pregunta,
tan de periodista. Oh, sí, los periodistas son una plaga. Es intolerable, no
nos dejan trabajar. Leiro es, pues, de la estirpe de Torga (o de la estirpe de
esa frase de Torga, al menos), y muy
tópicamente gallego, si se quiere: ante la pregunta directa recula y caracolea
como una montura ante un rayo; se disuelve en un charco de vaguedad que hay que
arañar luego con lupa para llegar a conclusiones: “¿Qué es la arte para mí? El
arte, Dios mío, qué cosa más difícil, no lo sé… Para mí el arte es una cosa
abierta, una cosa muy amplia, no tengo tampoco una idea muy clara de lo que
quiero hacer. Para mí el arte es aquello que buscas y nunca encuentras, porque
no sabes dónde está. Eso es el arte”. <o:p></o:p></div>
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La respuesta, quizá la más larga del artista en todo el
metraje, abre “Sísifo”. Y bien está ahí, para dejar claro que, ante el enroque,
el documental tiene que tirar por otro camino. El esfuerzo de Aser Alvarez
triunfa, en consecuencia, por su elección de la imagen frente a la palabra; por
una narrativa cuasi táctil que entrega lo artesanal de Leiro al espectador en
todo su esplendor: el gran festín visual de la lucha por la forma. Ese
necesario proceso de amputación dejó (fuera) otras palabras, claro. Palabras
que observar de cerca. Agrupémoslas por temas y hagamos una paraentrevista difícil,
anómala, que pueda ser la raíz de preguntas futuras. Quizá sea útil para otro
periodista, si Leiro vuelve un día a bajar la Guardia. Pero no explicitaremos
esas preguntas futuras, deberían ser obvias, caer por su peso, igual que la
obra.<o:p></o:p></div>
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<b>Arosa, capital
Santiago. Galicia, capital Madrid.<o:p></o:p></b></div>
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Decía el clásico poema de Kavafis “La Ciudad”, en suma, que
igual que uno desperdicia su vida en Cambados la ha desperdiciado en Santiago,
Madrid o Nueva York. Cierto, quizá, cuando la mudanza obedece a una fuga. Menos
cierto cuando obedece a un ansia natural de crecimiento. Una pregunta hecha de
modo recurrente a los artistas (o debería de serlo) es la de la influencia del
entorno en la obra, y en cierto modo, el mismo documental “Sísifo Confuso”
responde a ella al situar cada una de sus partes en uno de los lugares donde el
escultor, a modo de círculo, ejecuta su proceso: Cambados, Madrid y Nueva York,
precisamente. Leiro, nacido en un pueblo pequeño y “deitado ao sol/a beira do
mar”, dentro de una provincia periférica, pareció entender rápido lo que decía
Lou Reed recordando la infancia de Andy Warhol: “cuando has nacido en un pueblo
pequeño lo único que sabes es que tienes que largarte de allí”. Aunque fuese
para volver. Su visión pronto estuvo en otro lugar. “Santiago é para mín moi
importante, antes de que houbera outras universidades estaba Santiago”,
reconoce sobre la ciudad donde trabó conocimiento con los representantes
locales de los movimientos surrealistas (Méndez, Anselmo). “Os de Arousa somos
Santiagueses”, resume, “eramos da provincia de Santiago, era a nosa cidade. O
mestre mateo facía o papel de Bellas artes”.<o:p></o:p></div>
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Santiago se quedó naturalmente pequeño, en algún punto: “Nun
principio quería ir a Barcelona, pero despisteime no camino e vin a Madrid”,
comenta con esa sorna algo inocente suya: “Madrid é a capital de Galicia”. Tras esa compleja verdad a
bocajarro, Leiro esboza después dos encuentros esenciales con la riquísima
diáspora cultural galaica en El Foro: “Laxeiro vivía en Madrid e tiña tertulias no Gijón. A Celso Emilio
coñecino alí a través de un Galeguista,
Sueiro, que convidoume a unha exposición colectiva no Toisón de Oro. No seu
despacho había sempre alguen. Estiven tomando viños con él. Eu tiña 18 ou 19
anos. Cando o coñecín eu ía con zocos pola galería”. <o:p></o:p></div>
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Pero Madrid se queda pequeña, también: “Fun a NY fun cunha
beca. A galería Marlborough xa coñecía a miña obra”. La colaboración duraría
desde el 89 hasta hoy, y ayudaría sin duda a convertirlo en uno de los artistas
gallegos de más renombre, concediéndole “una infraestructura que necesitaba. Se
non fose así houberame costado traballo entrar en NY”.<o:p></o:p></div>
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<b>Precocidad y
estajanovismo<o:p></o:p></b></div>
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Las cosas han cambiado, claro. “Hoxe podería estar traballando
en calquera sitio”, reconoce, “non é necesario facelo nunha cidade como antes”.
Una suerte doble –la del éxito y la del cambio de los tiempos- que le ha permitido
tener sede en cambados, Madrid y NY sin dejar de considerar que su patria es el
taller: “Vivo no taller”. Una declaración que refleja la ética proletaria
simple que unifica sus distintos procesos: “un día normal meu é coma o de
calquer traballador, Horario laboral regular. ¿Que diferencia hai entre un
traballador e un artista?”. <o:p></o:p></div>
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A ese planteamiento estajanovista hay que unir una visión
precoz de los propios deseos. “Eu xa fun a Santiago querendo ser escultor”,
dice, reconociendo que el poso y la curiosidad iniciales los adquirió a borde de mar: “Cambados é un
pobo histórico, Valle Inclan, Cabanillas, Asorey que era amigo do irmán dun tío...
Tamén na casa había ambente artístico…”. Todo daría frutos pronto: “No ano 75
fixen a 1ª exposición en Cambados e outra en Pontevedra. Estábame formando e xa
facía exposicións”. De esa época data ya la relación de trabajo a caballo entre
ciudades de la que hablábamos: “En Madrid remato o traballo que empezó en
Cambados, onde xa teño feito a fase mais complicada. En Cambados traballo con
axudantes, en Madrid, en solitario. En NY boto tempadas de un ou dous meses,
desconecto do traballo de España. Alí teño mais concentración”. <o:p></o:p></div>
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<b>Dibujo y reflexión,
elementos externos.<o:p></o:p></b></div>
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En todo ese tráfago de creación, montaje de exposiciones,
viajes, concentración y mutismo fructífero, el documental de Álvarez logra
fijar con claridad entre otros un elemento que un ojo menos atento hubiesen
dejado pasar: el dibujo. Una disciplina que le sirve a Leiro de manera doble.
Pragmáticamente, para decidir el montaje estratégico de sus exposiciones de
gran formato, estructuradas en cierto modo para facilitar un peregrinaje
(piensa el periodista, pasándose de listo): “fago debuxos. Para a exposición
“Purgatorio” calculei as esculturas para o tamaño da galería. Todos os espazos
son limitados aunque o astral é infinito. A Galería Marlborouguh é o mellor
espacio comercial de Madrid. Pero ten as medidas que ten”. En su segunda
vertiente, el dibujo es un proceso automático de destilado heredado del
surrealismo: “o debuxo é como un diario. Debuxo todolos días como un exercicio,
cando atopas algo que gusta, que che sale, estupendo. E debuxo automático”. ¿Es
el dibujo un modo de reflexionar?<o:p></o:p></div>
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“A min cando me entrevistan nunca sei que dicir porque para
min a arte é unha cousa moi ampla, unha cousa aberta. Tampouco teño unha idea
moi clara do que quero facer”, argumenta Leiro. “Pero se non reflexiono sobre o
que fago sería unha merda, o que pasa e que non me gusta teorizar, non teño
tempo, porque me preguntan as mismas cousas que xa me preguntou a de onte”.<o:p></o:p></div>
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Véase que aquí la clave no está ya en esa vaguedad “abierta”
de la concepción artística, sino en el reconocimiento de que sin la reflexión,
la obra no existe. Es sólo que no se nos quiere dar la reflexión, sino la obra.
Es sólo que el making off es un invento moderno y Leiro trabaja según patrones
clásicos.<o:p></o:p></div>
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<b>Valle y Dickinson: el
poema<o:p></o:p></b></div>
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Es Leiro un escultor, igual que el documental que lo
retrata, prodigioso, pero al contrario que este, poco modesto. Hay algo en él
de la soberbia de los tímidos. Lo afirmo como un halago. Algo que dice “No
estoy aquí para que me hagan perder el tiempo, porque tengo cosas más
importantes que hacer”. Ese considerar que la obra es de importancia extrema,
acaso lo único importante que existe, esa necesaria vanidad del que crea, crea
la silueta de aquello que tenga de grande y se transluce con claridad en su
obra. Está la nobleza de lo cercano, sin duda, pero lo cercano ha sido elegido
entre lo noble, lo primigenio, lo esencial: la vastedad y bastedad de la piedra
y la madera. Está lo igualmente cercano de los temas, pero también sus
evidentes resonancias míticas y su escenografía, nunca mejor dicho, “con peso”.
Claro que… ¿hay algo más cercano que el mito (se pregunta el periodista,
pasándose de listo de nuevo).<o:p></o:p></div>
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Inevitablemente -permítanme que cierre con una frivolité con
sentido-, como he sido criado en el Rock&Roll y no en la escultura, ante
Leiro siempre se me viene a la cabeza otro creador al que probablemente él no
conoce (quizá se hayan cruzado en una pescadería de NY, sin saberse hermanos
secretos): J Macis. Al líder de la banda de rock Dinosaur Jr lo aqueja esa
misma timidez desdeñosa, ese mismo carácter estajanovista y obsesivo y un
similar talento para trabajar sobre bloques de materia en bruto: aunque en su
caso sea el ruido, y no la piedra, la diferencia es idealmente mínima. Además,
igual que Leiro, el americano viene de pueblo pequeño con artistas grandes
(Valle, digamos, en Cambados, Emily Dickinson, pongamos, en Amherst,
Massachussets). Dice el gallego que siempre le gustó en la escultura “o aire de
desmaio, como si estivera xiada, como unha fotografía”. Y en eso también
coinciden.<o:p></o:p></div>
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En el silencio hacia el exterior y en el desbastado de la materia
teóricamente indomable hasta esa polaroid, son el mismo hombre: el que se
acerca esforzadamente hasta conseguir ese momento detenido que acerca las artes
menos místicas a la fluidez estática del poema.<o:p></o:p></div>
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-11938604302786098982017-06-28T10:29:00.003-07:002017-06-28T10:31:30.517-07:00BROKE LORD - "Death of a Flower"<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDPCxnc0MyV-GwCWT9R9t29mNr93CDmuyFW6EJ24FuEzwfQdwD9HtCzwTECCfLIS-kMgQAxEQSE9dIuszAJrSp7MJopuAa63g20MdKBhjZQDr7Goq5NRZCzNHx11khcnQONqubUzxsNOo/s1600/brokeportadafinal.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1450" data-original-width="1600" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDPCxnc0MyV-GwCWT9R9t29mNr93CDmuyFW6EJ24FuEzwfQdwD9HtCzwTECCfLIS-kMgQAxEQSE9dIuszAJrSp7MJopuAa63g20MdKBhjZQDr7Goq5NRZCzNHx11khcnQONqubUzxsNOo/s320/brokeportadafinal.jpg" width="400" /></a></div>
Nuestro amigo BL, el heterónimo que devoró a sus hermanos en el vientre materno, acaba de publicar un bonito artefacto musical de nombre "Death of a Flower". editan a medias Discos Belamarh y Gog Artifacts Pueden adquirirlo <a href="http://discosbelamarh.com/album/death-of-a-flower">AQUÍ</a>. Recomendado para estancias en el rural hillbilly, meditaciones contrazen y procesos de desenganche, reconstrucción y venganza servida en frío. Gracias.Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-19740069932938358672017-01-01T10:03:00.000-08:002017-01-01T10:03:00.375-08:00Ahí, según RDL<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje2FbvRXss6Hco-26srF_4Q3hs4sq6Ie6NabLCzNKw470p6T4oLmdzRyIfpMC-mff1byfKhcOXNMYIwimYHnYoZJfZfWGqGD6k04dd2uo-Ld7ANnoUsM1V7aJ2xS8COM9Xd-v0eypIx-M/s1600/la+foto+2+%25288%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="518" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje2FbvRXss6Hco-26srF_4Q3hs4sq6Ie6NabLCzNKw470p6T4oLmdzRyIfpMC-mff1byfKhcOXNMYIwimYHnYoZJfZfWGqGD6k04dd2uo-Ld7ANnoUsM1V7aJ2xS8COM9Xd-v0eypIx-M/s640/la+foto+2+%25288%2529.jpg" width="400" /></a></div>
<br />Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-47950923384461317932016-10-02T05:14:00.000-07:002016-10-02T05:17:21.375-07:00SANTOS Y FRANCOTIRADORES (ya a la venta en sus cuevas favoritas)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZr1J-l5B_LWG8UTyyVr9d_GGxbAfSv_JUa9CM2vg6VyUm4mPl3i7u8Yta1IHRzRND-fDOrfMxAfjrGsqpKVg-llgj0f0YotBc083396i0OCcpDnK6YKGat7tNU4fRtI2SnSntYPw2u9Q/s1600/libro+portada.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="644" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZr1J-l5B_LWG8UTyyVr9d_GGxbAfSv_JUa9CM2vg6VyUm4mPl3i7u8Yta1IHRzRND-fDOrfMxAfjrGsqpKVg-llgj0f0YotBc083396i0OCcpDnK6YKGat7tNU4fRtI2SnSntYPw2u9Q/s640/libro+portada.jpg" width="400" /></a></div>
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Radio Nadie informa: mi nuevo libro "Santos y francotiradores (Supervivencia, literatura y Rock&Roll)" ya está por ahí dando vueltas, editado por 66RPM Edicions y localizable tanto en librerías generalistas como en grandes superficies o guaridas especializadas. Si alguien desea una inmersión en la mente creadora de algunos de nuestros músicos más lúcidos, conocidos y desconocidos, es bienvenido a sus 400 páginas de desbarre, ensayo, contraensayo y periodismo navajero. Me llevó dos años. Principalmente porque había que ordenar el productivo caos de veinte o treinta entrevistas de largo recorrido con gente de fuste como Fernando Alfaro, Rafael Berrio, Javier Colis, Josele Santiago, Mursego, Alberto Acinas, Marco Serrato (Orthodox, etc), Xavier Castroviejo (Blooming Látigo, etc), Sonia Barba, Pablo Cobollo, Dorian Vian, Emilio Cascajosa, Xosé Lois García, Juan fernández Navazas, David Bizarro, Jaime Gonzalo o Esteban Hernández. Valió, y mucho, la pena, y aunque al finalizar un libro a uno siempre se le aparece, cada noche, el fantasma de las Navidades desperdiciadas, el espectro de lo que pudo ser y no fue, lo cierto es que el resultado no se asemeja a nada que se haya publicado nunca en este país. Para bien y para mal, suponemos. Bienvenidos a la espartana casa del misterio, donde los psicópatas informan de la otra vida en tiempo irreal. Salud.Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-69317494598440900402016-08-10T10:30:00.000-07:002016-08-10T10:30:11.209-07:0033 propuestas...<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0_0ZIiTQoi3OrXGVe3VBY1ggxrXNI-8KthOy31IPNlP8560rTe3RAtDHceBOFSjTrgxLXJLriGBt-egbODFFP5tNIWGEeoxDelUea7yUeX79l1P0Pp6L66d8SHcijhR_LGxhjzSxViy0/s1600/object002.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="142" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0_0ZIiTQoi3OrXGVe3VBY1ggxrXNI-8KthOy31IPNlP8560rTe3RAtDHceBOFSjTrgxLXJLriGBt-egbODFFP5tNIWGEeoxDelUea7yUeX79l1P0Pp6L66d8SHcijhR_LGxhjzSxViy0/s400/object002.jpg" width="400" /></a></div>
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Revisando el trabajo hecho (y por hacer) en Karate Press y confirmando lo evidente: nunca hubo tanta música alucinante en este país como... <a href="http://kaputmagazine.blogspot.pt/2016/08/33-propuestas-para-un-paraiso-encontrado.html">HOY</a>. (sigan el link, motherfuckers)Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-5213928061489059542016-08-06T12:01:00.003-07:002016-08-06T12:14:26.053-07:00LA ESTRATEGIA DEL DOMINGUERO: AMBICIÓN Y TERRITORIO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyGXX_eLfFVQUfcFT5A1qQ0ZH1lDaQoKoU5kAtKPypJT4-rvod5UjQMfBYOe3Rtuk9SsU4HDF6k3fuZTpW023c52XzxCLoNG_Jdrv6GMpCpU1_n9PWXzq_swjv_UWkzR095xqLiEGubbY/s1600/_douard_Manet_-_Le_D_jeuner_sur_l%2527herbe.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="315" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyGXX_eLfFVQUfcFT5A1qQ0ZH1lDaQoKoU5kAtKPypJT4-rvod5UjQMfBYOe3Rtuk9SsU4HDF6k3fuZTpW023c52XzxCLoNG_Jdrv6GMpCpU1_n9PWXzq_swjv_UWkzR095xqLiEGubbY/s400/_douard_Manet_-_Le_D_jeuner_sur_l%2527herbe.jpg" width="400" /></a></div>
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Está ese momento, al terminar un libro, en el que te asalta
la certeza de que has dejado fuera lo más importante. De que las pocas
conclusiones radicales que hubieras podido obtener se han quedado por ahí,
hechas girones en los márgenes, apuntadas en cuaderno por el que no volviste a
pasar, amputadas como escoria cuando eran médula central. Quizá por equivocación. Quizá por piedad hacia uno mismo y los demás. “Tampoco hay para
tanto”, te dices luego, escudándote en cuatrocientas páginas de paja que arde y
cuyo humo blancuzco difumina el paisaje. El humo intoxicante de la broza. “Tampoco
hay para tanto”. Y entonces recopilas esas ideas que precisamente por no
haberse usado, se salvaron del fuego, y las miras con sospecha. Y luego vuelves
sobre ellas.</div>
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He gastado parte de mi vida, y una parte sustancial de mis
últimos años, en hablar de artistas (músicos, casi siempre) que pueden ser calificados de “underground”,
de subterráneos, de poco conocidos por accidente o ceguera general. Tal
condición, la de subterráneos, era en la mayor parte de los casos sobrevenida,
no vocacional. Conozco sin duda gente que voluntariamente se encierra en un
agujero en medio de la estepa, se cubre con un plástico y asegura que allí se
está mejor que en ninguna parte, pero sé que la mayor parte de nosotros
queremos nuestra tajada de reconocimiento (con el dinero y la adulación
también, sí, ¿qué es el reconocimiento, si no?). Y estoy seguro, porque he
experimentado el momento, de que quien toca para cinco preferiría a cien, sudorosos y bailando, petando el garito y convirtiéndolo en una caldera; y de
que quien toca para esos cien estaría conforme en que fueran mil y salir luego
por atrás en una furgo negra, diciéndole al manager: “dale un cigarro al
anarquista”. Las cosas como son.<o:p></o:p></div>
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Pero es que las cosas, simplemente, no son. Y lo cierto es
que, quieran lo que quieran esos artistas míos –queridos, imprescindibles como
el pan- la mayor parte de ellos se mueven en el misérrimo ambiente de los
garitillos y las chozas, en ese comunal y voluntarioso esfuerzo de los
apasionados que a menudo se disuelve rápido en su propia salsa snob. Así que no
es que yo quiera hablar necesariamente de entes que sobreviven bajo tierra,
fuera del radar, en condiciones a menudo insalubres, sino al revés: quiero
hablar de determinados entes que aportan talento y luz, y sucede que habitan,
en gran parte, allí.<o:p></o:p></div>
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Algunos son capaces, con trabajo pero por circunstancias
también sobrevenidas, de sacar el hocico a la superficie durante tiempos más o
menos largos. Pero casi nunca tardan en retornar del espejismo a la gruta de la
indiferencia. No es mal sitio, en realidad, para ejercer un trabajo a la
contra, porque mientras no mueres, mantienes la furia –donde hay discordia y
opresión hay furia o, como decía Bob Marley, “a hungry mob is an angry mob”-. Pero es muy mal sitio para establecer una vida
cotidiana que todos necesitamos. Los spaguettis, el papel higiénico, la factura
de la luz, el café, el gato, el tiempo para leer a Ciorán, esas cosas básicas
de la infraburguesía submarina.<o:p></o:p></div>
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Sin embargo, llevo un tiempo pensando también que como
colectivo, los creadores deberíamos empezar a dejar de confundir la crítica con
la queja. A tomar la primera y convertirla, primero, en autocrítica. Una
autocrítica que no ataña sólo a la obra (esa, mal que bien, la ejercemos), sino
que abarque el conjunto de la carrera e incluso de la vida. Una que analice nuestra capacidad para la
gestión y para el negocio, nuestra ambición y nuestra capacidad de sacrificio
real. De sacrificio, no de inmolación. Las inmolaciones, gratuitas, nos dejan buen
sabor de boca porque reafirman un malditismo heroico en el que sólo nosotros,
pobres patanes, creemos ya. Los sacrificios no, los sacrificios son a cambio de
algo. Y si no obtenemos ese algo, devienen en simple resbalón. Pisas mal, te
abres la cabeza, eso es todo. Sonríe, imbecil.<o:p></o:p></div>
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Así, es mi impresión que las dos carencias esenciales de la
música realmente independiente no vienen de los sospechosos habituales en los que nos escudamos: ni de la prensa (sicaria, pero a menudo relativamente competente, y al cabo maleable si se la trata con inteligencia), ni de la
industria y sus tejemanejes eternos, ni de la cueva de ladrones que gestiona
los derechos de los pocos que los tienen, ni de ese cambio de paradigma
tecnológico que acaeció hace ya al menos tres lustros y al que nunca hemos
sabido adaptarnos, como si en lugar de hombres del siglo XXI fuéramos la
abuelita Paz. Es decir, no vienen de fuera de la gruta en que vivimos, porque ni siquiera
hemos conseguido salir de ella aún, o no hemos querido. Vienen, muy al
contrario, de dentro de esa gruta. Vienen de la inexistencia de público, es
decir de nuestra incapacidad para ampliar esa espacio y conseguir nuevos vecinos
de tribu. Y vienen de la desidia congénita de las propias bandas y de su
negativa a trabajar de verdad, es decir, de nuestra vagancia, justificada o no (podría ser una virtud, ¿quién lo duda?).<o:p></o:p></div>
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Todos hemos ido a ver alguna vez a ese grupo americano joven
y prometedor que pasa por primera vez por la ciudad. Y todos hemos vuelto a
menudo con una sonrisa a medias. “Estaban bien, pero les faltaba algo aún, no
sé. Eso también lo hago yo”. Y todos hemos vuelto a verlos el año siguiente y
hemos salido aplanados por la apisonadora, con cara de gilipollas. “Coño, eso
no lo hago yo. ¿Qué ha pasado?”. Ha pasado que esos tipos han hecho en un año
más conciertos que tú en diez, o quizá en toda tu vida. Y son exactamente como tú, gente normal. Han ensayado como
psicópatas, han cogido todos y cada uno de los bolos que se le ponían a tiro,
han salido de su pueblo primero, luego de su estado y finalmente de su país, han grabado, han promocionado y se han comido el trozo de mundo que se les ofrecía con voracidad. Y en ningún momento les ha parecido que estuvieran haciendo algo extraño. Era lo
lógico: tocar, girar, conocer, explorar, viajar, vivir.<o:p></o:p></div>
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Sin duda hay bandas en este país que hacen lo mismo, pero en
porcentaje, son poquísimas. Las explicaciones que los músicos te darán para no
coger carretera, para no sacrificarse, para no entregarse al 200 por cien, son
tan variadas como quieras, e irán desde las mascotas hasta el cocido de los
sábados o ese curro de mierda esclavista que al parecer consideran una suerte. Somos
una cultura, es cierto, católica, familiar y carente de una ética del trabajo dominante, esa es otra buena razón, muy cierta, para no mover el culo. El caso es que todas y cada una de esas excusas son válidas si uno quiere
tener una banda de domingueros. Yo no tengo nada contra las bandas de
domingueros, con una sola condición: que no me vengan después a hacerse los
artistas frustrados y a contar que la culpa es de que está todo muy jodido y del sistema opresor. No,
la culpa es tuya, cabrón. Ten al menos la decencia de ser un dominguero de
verdad, sé feliz con ello, asúmelo, decláralo. Di: "no busco nada, no quiero
nada, toco como quien juega al parchís y no muevo un dedo de más porque lo
primero es mi comodidad". Y estemos en paz. Y, por favor, no envidies
malsanamente a esa banda joven (o no), con ganas, que lo da todo, que pilla
furgo y sale a rular y que además de dar cera de la buena y tener canciones,
pongamos, consigue buenas críticas. ¿Te zumba la mosca detrás de la oreja? ¿Se
te llevan los demonios? ¿Te duele ahora leer tu colección de biografías de Hank
Williams? Jódete. Haberlo hecho tú.<o:p></o:p></div>
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Y luego está el tema del público: no hay público. Parecería
que ahí le estoy dando la razón a los quejosos de los que hablo. No es así.
Efectivamente, si empezamos a eliminar (desde “dentro”) a los coleccionistas en
pantuflas que están en su casa recibiendo por correo cajas deluxe de bandas
oscuras de hace treinta años, a los festivaleros de turno que se tragan una
rueda de molino droneada y dicen que es crema, a los que siempre están pero
nunca aparecen, a los que aparecen pero sólo por no quedar mal, a los amantes
de las bandas de versiones, a los siervos de su propia nostalgia y a la enorme
masa que no es capaz de distinguir entre Bumbury y Bob Dylan, el público
objetivo para una banda subterránea es realmente reducido en España. Aquí hace
tiempo que el Rock&Roll “general”, con la colaboración de los músicos, ha
pasado de fuerza motriz a aditamento para bautizos, despedidas de soltero,
carnavales y otras patochadas institucionales. Pero es que España no es el territorio.
No creo que nadie de Tucson (Arizona) haya pensado: “vaya, sólo hay veinte
interesados en mi música en Tucson, no hay solución”. Quitando ya a los dignos señores que lo que
desean es dar un bolo cada tres meses para los coleguis, para una banda de verdad de aquí, el territorio natural
debería ser, al menos, Europa. Pero claro, para eso primero hay que salir de la
provincia y que esa excursión no te parezca la conquista de Mexico.<o:p></o:p></div>
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Decía Fernando Alfaro en ese libro que acabo de escribir que
a menudo, aunque parezca materialista, tu evolución como músico depende de los
instrumentos que vas teniendo. A menudo, también, los “instrumentos” que vas
teniendo son la medida de tu voluntad de evolución. Le decía a alguien el otro
día que la entidad material que define a cualquier banda seria es la furgoneta:
sin una furgo propia, en el fondo, no hay banda. Mi grupo, por ejemplo, no tiene una furgo (tampoco
la mayoría de los que conozco en mi entorno), así pues, nunca será un grupo de
verdad. Será un divertimento, una bagatela, un ejercicio de estilo, un
coleccionismo como el del viejo que monta maquetas de barcos y nunca ha estado
en el mar, o un juguetito, como el del niño que en la mañana de Reyes esgrime su espada de
palo y finge un rato que es Atila. Sólo que el niño tiene 30 o 40 años. Una pachanga,
en definitiva, con sus momentos gloriosos, quizá, y divertidos, quien lo duda, y
con sus canciones cojonudas. Pero no más que una pachanga, muy lejos de su
potencial real. O muy lejos, al menos, de comprobar si ese potencial existía o
no. Por lo menos, algo es algo, no vamos de incomprendidos y nos limitamos a
ser ignorados en paz, como merecemos.<o:p></o:p></div>
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¿Quién tiene razón en todo esto, al final? ¿El amateur inevitable o
el idiota que quiere ir más allá? Creo que ambos tienen su razón y que el
problema es la existencia de una trenza que quizá no debiera existir. Mezclados, la cosa termina
siempre en un quiero y no puedo convulso que hace que las bandas, incluso las
más prometedoras, no duren. Ambos, en todo caso, son profetas amateur. Uno
profetiza que ir más allá de lo lúdico sería una molestia y un desastre. El
otro que existe luz al final del túnel, y que allí hay un mundo mejor. Probablemente, para cerrar toda esta cadena de paradojas, ambos se equivoquen. Y sin embargo, tengo
que estar con el segundo, con el idiota. Porque, en este momento de mi vida, yo
soy el idiota. También fui el otro, más de una vez.<o:p></o:p></div>
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Por otro lado –se me ocurre mientras escribo esto- siempre
he pensado que la multiplicación del trabajo es muy bonita si quieres pensar
que eres John Zorn, pero que, básicamente, tocar la batería (por ejemplo) en
cinco bandas es condenar a las cinco a la nada. Soy más de grupo eterno; de ese
nucleo parafamiliar que pervive, crece, enraíza, resiste y 50 años después
sigue ahí, dando guerra, más violento que nunca. Siempre quise que una banda
fuese una familia alternativa, creía sinceramente que esa era su esencia. Lo
conseguí alguna vez, creo, pero no preví lo obvio: que las familias reales distan
siempre mucho de las ideales, para bien y para mal.<o:p></o:p></div>
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En el fondo, todo se reduce a mi incapacidad para divertirme
si no me tomo las cosas en serio. Otros funcionan exactamente al revés, es la
seriedad lo que los aburre y los frustra.<o:p></o:p></div>
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Por supuesto no es solamente en el mundo de las pequeñas bandas
de bareto donde se da la queja gratuita de modo sistemático. El pequeño
comercio español es otro buen ejemplo de una jauría de incapaces parapetados en
un discurso anticapitalista que les viene al pelo. Pero esa es otra historia.<o:p></o:p></div>
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Mientras escribo esto me llama mi editor por teléfono y me
dice, amigablemente, que le he engañado como a un chino con mi nuevo libro, porque
aunque arranco hablando de algunos letristas más o menos conocidos enseguida
derivo hacia esa gente oculta que tanto me gusta. No engaño a nadie, en
realidad: me limito a hablar de lo que veo e intento otear más allá de los
sucesivos velos de las publis, los festivales y las prensas. Eso es todo. O
quizá, sí. Quizá me engaño a mí mismo: ese libro no deja de ser una loa al
espíritu de resistencia de los músicos españoles más afilados y menos
conocidos, pero no sé si ellos se están haciendo justicia a sí mismos. Según
corrijo pruebas me llegan noticias de que bandas, discográficas e incluso bares
de los que hablo allí, deciden capitular y echar el cierre. El frente que
defiendo se me deshace entre las manos. <o:p></o:p></div>
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Ambición, trabajo y territorio, ¿a quién le importan? Debe
haber cosas más hermosas por ahí, me digo, cosas que yo no entiendo bien aún. Y
será mejor callarse. Así pues, he amputado estas consideraciones del citado libro, casi
por completo, para no agriarme a mí mismo una copa que tendré que beber
demasiadas veces a partir de hoy.</div>
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Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-87352478254523886592016-08-04T06:40:00.001-07:002016-08-04T06:55:46.227-07:00APUNTES EN UNA TASCA PORTUGUESA (y Torga otra vez)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzZ0iywrjqw1FHDVDdp11gaQgm6j2Gtrp2koucGK-0_LPfNDPMl14SxhaRF3-6ITisxgLe4J5XTv8Qb_DoGwsZ75e6d-4xpLvNroZProI1yE_4CVUSWzep1yiNooFUEnhVUKRzYHj5H-s/s1600/04.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzZ0iywrjqw1FHDVDdp11gaQgm6j2Gtrp2koucGK-0_LPfNDPMl14SxhaRF3-6ITisxgLe4J5XTv8Qb_DoGwsZ75e6d-4xpLvNroZProI1yE_4CVUSWzep1yiNooFUEnhVUKRzYHj5H-s/s400/04.jpg" width="400" /></a></div>
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Podemos entender la vida como una sístole y una diástole, me
digo. Una y una. La sístole es un proceso de posesión y apropiación del mundo,
sus cosas y sus símbolos. La diástole, que necesita un momento de luz que la
desencadene, es, por el contrario, un proceso de necesaria y voluntaria desposesión
(contra la resistencia, a veces enconada, del viejo yo, en un extraño choque de
mareas). </div>
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No conozco ningún sabio –según esa imagen algo clásica del sabio apartado
del mundo- que siga predicando la posesión al final de sus días. Sin embargo
hay sabios más mundanos, a los que quizá deberíamos llamar hombres sensatos
integrados, y estos a menudo nunca han entrado en el proceso de diástole, o lo
han tomado, qué remedio, al final de sus días, como una mera abdicación que hay
que programar con testamentos y otras lacras.<o:p></o:p></div>
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Se me ocurre todo esto mientras en la tasca de mi pueblo
portugués, rodeado de parroquianos, tomo el menú diario de sopa y macarrones
con carne y, ya con el café, releo los diarios de Torga, ese médico de origen
campesino, que siempre vivió en la tensión entre ambos polos, en la tierra de
nadie, larga, que queda entre los citados parroquianos, entregados a su rueda
eterna de trabajos y soles, y el “arte” con supuestas mayúsculas. “En días como
este (y también en los otros)”, escribió él en sus “Diarios” de 1942, “lo que
me apetecía era acabar de una vez por todas con la literatura, y marcharme a S.
Martinho a cavar. Pero después empiezo a pensar que seguramente, en medio de la
labor, mi destino de poeta me haría levantar los ojos del sembrado, contemplar
el cielo o mi propia alma y escribir a continuación un poema en la pala de la
azada”.<o:p></o:p></div>
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En todo caso, la sabiduría del campesino se enfoca hacia la
permanencia de la especie, al mañana. Parte de la seguridad de la muerte, que
conoce mejor que nadie, pero también de la esperanza, algo infantil, o animal,
enunciada un poco por lo bajo, de una supervivencia del hombre. Los campesinos
tienen a menudo un punto trágico y metafísico no aparente para el ojo turístico,
y responden a él con una solución standard que lleva siglos valiéndoles: en lo
personal, se resignan a la desaparición, pero luchan por una especie en la que
delegan su identidad, consignada en la familia como núcleo de conocimiento y en
las posesiones como base de supervivencia.<o:p></o:p></div>
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El pensador, más a menudo (de todo hay), se enfoca a lo
eterno: para él todo es nada. Y eso provoca un problema de protocolo. Gran
parte de su proceso consiste en una adecuación a esa nada, en vestirse
adecuadamente para esa fiesta. Hay un algo inevitablemente estético -acaso
ritual, pues toda estética lo es en parte- en el nihilismo lúcido y estéril. Ante
la imposibilidad mental de delegar como hace el campesino, la vida se resume en
el gesto –tentativamente espléndido- de vestirse adecuadamente para la
ejecución y acudir después a ella sin darle demasiada importancia.</div>
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<br /></div>
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Así pues, en la tasca, mientras todos comemos los macarrones
con carne, y aunque ellos gruñan el blues de la supervivencia inconsciente y yo
el de las fiestas de ceniza, de algún modo somos hermanos. Nos une una misma
preocupación, que no nos impide tomar el café con gusto, gracias a Dios, en el
que ninguno de nosotros creemos.<o:p></o:p></div>
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Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-70597718378966311082016-06-14T11:17:00.004-07:002016-06-14T11:18:25.313-07:00And death followed with him...<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaDfXsOVSiL7PcLZ10QLGvyNHHon2oNXl6jdUoxjBUWcM1ODv8J-bHYi6Cs3fG8phZBF4SOsO2E4QaOuwFP6gtGWCzknBYoUPE2kT8eydcwTi4A-yedGl0Fln8-ZYad5Sh0oBkL1aHdkw/s1600/dos.tif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="512" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaDfXsOVSiL7PcLZ10QLGvyNHHon2oNXl6jdUoxjBUWcM1ODv8J-bHYi6Cs3fG8phZBF4SOsO2E4QaOuwFP6gtGWCzknBYoUPE2kT8eydcwTi4A-yedGl0Fln8-ZYad5Sh0oBkL1aHdkw/s640/dos.tif" width="400" /></a></div>
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Para los interesados en exploraciones crípticas de la psique ajena, aquí las cuatro contribuciones de C. Iscariot para el blog de la
Anglogalician Cup:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://anglogaliciancup.blogspot.pt/2013/01/cando-o-vello-long-john-volveu-as-illas.html"><br /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://anglogaliciancup.blogspot.pt/2013/01/cando-o-vello-long-john-volveu-as-illas.html">-CANDO O VELLO LONG JOHN VOLVEU ÁS ILLAS</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://anglogaliciancup.blogspot.pt/2013/12/los-caballeros-de-la-tabula-rasa-un_31.html">-LOS CABALLEROS DE LA TÁBULA RASA (un paseo por los maizales)<o:p></o:p></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://anglogaliciancup.blogspot.pt/2014/12/jim-wild-hog-algunas-palabras-con-el_31.html">-ALGUNAS PALABRAS CON EL REY LAGARTO EN LA COLA DEL PARO<o:p></o:p></a></div>
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<a href="http://anglogaliciancup.blogspot.pt/2015/12/oroza-en-hawkwind-estaciones-desiertas.html">-OROZA EN HAWKWIND (estaciones vacías)<o:p></o:p></a></div>
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Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-3998722509919387392016-06-14T10:55:00.000-07:002016-06-14T10:55:08.135-07:00Una antropología elegante<br />
En 2014 fui invitado por la Universidad de Jaén a dar una conferencia que decidí titular "Una antropología elegante (Mito, literatura y rock&roll)". En ella, escuchandola ahora me doy cuenta, ya estaban casi todas las preguntas que me han llevado a escribir un libro que cierro esta semana y que se publicaré en septiembre. Los curiosos pueden acceder a ella <a href="https://app.box.com/s/pklsbqkv0st21zk9albtca9rd3f8pcz0">AQUÍ</a>.<br />
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<br />Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-42832026470238227472016-01-04T04:18:00.000-08:002016-01-04T04:18:16.955-08:00OROZA EN HAWKWIND - ESTACIONES DESIERTAS<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUbOkM3grCDq2kI-HgPGiQFhyphenhyphenYN34TmePub6p-1qFMGA5y7TnJaSmZdI0lN0td0can3dmoffCTWoWh-sLVV5H3Pam5civr5xnvqgpWZUagaGhV5MBlpVEFbzxlAWA3hJlUpq8kJwefWmg/s1600/10606001_458190911036764_2133182069923233766_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUbOkM3grCDq2kI-HgPGiQFhyphenhyphenYN34TmePub6p-1qFMGA5y7TnJaSmZdI0lN0td0can3dmoffCTWoWh-sLVV5H3Pam5civr5xnvqgpWZUagaGhV5MBlpVEFbzxlAWA3hJlUpq8kJwefWmg/s640/10606001_458190911036764_2133182069923233766_n.jpg" width="412" /></a></div>
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Aquí el habitual exabrupto navideño en el blog de la Anglogalician... Simplemente sigan este <a href="http://www.anglogaliciancup.blogspot.pt/2015/12/oroza-en-hawkwind-estaciones-desiertas.html">LINK</a>Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-17344918971012162432014-12-03T08:07:00.002-08:002014-12-03T08:40:50.004-08:00SAQUEANDO TUMBAS: ORO Y CALIGRAFÍA<br />
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="//www.youtube.com/embed/t6cU9opuO74" width="400"></iframe>
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<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="//www.youtube.com/embed/AHF7b326ydg" width="400"></iframe>
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<br />
“Todo lo que no es tradición es plagio”, decía el otro. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A un amigo mío que sobrevive aún en el mundo de la música
después de muchos años le gustaba citar esa frase. Si consideramos a la ópera bufa,
la intertextualidad, el TNT y el don de lenguas como plagio, o como tradición, el
aforismo es bastante ajustado. Si consideramos al buceo libre, la sátira amarga,
la genealogía experimental y el lento
reconocer al padre frente al espejo como plagio, o como tradición, la frase es
bien cierta. O si consideramos directamente el plagio como la primera de las
tradiciones. O como el origen de las tradiciones. La idea atañe, en todo caso,
a la esencia misma del arte, y en el caso del Rock&Roll el proceso de seguir
el hilo es tan divertido como ambiguo. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Inyectado inevitablemente de música popular, aunque con un
pie fuera del charco magmático original, el Rock&Roll conservó siempre una
de las características esenciales de aquella música primera de la que surgía,
mixto y aullante: la capacidad (la vocación) de copiar modelos preestablecidos
incluyendo en ellos pequeñas mutaciones.
Fueron otros condicionantes los que le facilitaron una evolución rapidísima,
pero fue ese el que permitió que acabase siendo una música tan rica como amplia
en ecos, tan terrosa como tentacular, y que hoy (siempre en el entorno
anglosajón, se entiende) una banda de vanguardia pueda tener, por ejemplo, un
núcleo de blues tradicional sin que eso se vea como un lastre, sino más bien al
contrario. Integración y uso.<br />
<br />
Ese blues, o la canción europea, o el folk
irlandés… toda la música “tradicional”, en realidad, ha funcionado siempre de
esa manera pragmática y visionaria: el standard y la fórmula son fórmula y
standard porque funcionan, luego, es no sólo lícito, sino útil y quizá
necesario recogerlos y usarlos en nuestro beneficio. Cambiamos un verso,
movemos un acorde, rompemos un par de huesos aquí y allá, lo firmamos a nuestro
nombre y a correr. Nada que objetar por mi parte a este método de trabajo que
permite llevarse consigo lo mejor de la historia y escupirlo con la necesaria
furia de lo nuevo. Por supuesto hablamos siempre de los mejores. Los mejores
saquean el oro. Los demás hacen cuadernos de caligrafía.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Fueron esos, los mejores (conocidos o no), los que incluso cuando
la fiebre de la originalidad impregnó al Rock&Roll supieron seguirla con
brío, reinventándose, pero sin olvidar el anclaje, la vastedad de la raíz. Y
sin dejar de usarlo a su favor. La trilogía ácida de Dylan, por poner un
ejemplo palmario y bien conocido, le debe tanto al don visionario de Zimmerman,
a su retórica proto punk y a su radical giro eléctrico como, digamos, al Rythm
and Blues, al folk, al country y a la Biblia. Fue inyectar calambre al joven
muerto, a ese Lázaro del delta y de las planicies perdido en la américa moderna,
lo que produjo el milagro. Si se intenta inyectar algo en lo nuevo, casi
siempre se pincha en aire. Y recurrir a la Biblia es, convengamos en esto, pura
tradición, aunque se haga para refutarla; aunque, como en ese arranque de “Highway
61” que me sigue fascinando, se pesque en Genesaret con dinamita:<o:p></o:p></div>
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Dios le dijo a Abraham: sacrifícame un hijo.</div>
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Abe dijo, “tío, debes estar de coña”<o:p></o:p></div>
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Dios dijo “no”<o:p></o:p></div>
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Abe dijo “¿Qué?”<o:p></o:p></div>
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Dios dijo: “puedes hacer lo que quieras, pero<o:p></o:p></div>
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La próxima vez que me veas venir será mejor que corras”<o:p></o:p></div>
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Abe dijo: “¿dónde quieres que se haga el sacrificio?”<o:p></o:p></div>
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Dios dijo. “Allá, en el autopista 61”<o:p></o:p></div>
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<div class="MsoNormal">
Por supuesto, lo que era revolución para la narrativa rock,
un género que entonces despertaba, había ocurrido décadas antes en el mundo de
la literatura avanzada. Dylan no hizo nada, en lo revolucionario, que no se
hubiese hecho diez, treinta o cincuenta años antes en otros ámbitos literarios.
Simplemente lo hizo con música, amplificado y, digamos, “para niños”, justo en
el momento en el que esos “niños” habían tomado el poder o se habían
convertido, al menos, en el público principal y el consumidor principal. Aun
así, su capacidad para el collage posmoderno, la amalgama de iconos y la fragua
de un nuevo eslabón del auto-mito americano era asombrosa. En el fondo del
estallido de cualquier exabrupto rupturista, sospecho, hay siempre un icono que
hasta mi abuela, incluso muerta, podría reconocer, por eso la bomba funciona. Dylan
era catedrático en eso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Collage. He escrito esa palabra y ahora la paladeo. Esa
palabra me gusta: implica una libertad que hoy hemos perdido, inmersos no en la
tradición o en el plagio, sino en el plagio de la tradición. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Considero que si perteneces a una línea de sangre, eres
unitario pero libre. Pero si lo que haces es copiar esa línea de sangre, eres
un fracaso desde el inicio y un ejemplo de que esa sangre no es tuya ni lo será
jamás. La diferencia entre un hombre influido por un hombre y una banda de
versiones es la que hay entre el destino y la patochada. Y una banda de
versiones encubierta es ya una patochada infame. Entiéndase lo que digo (si se
quiere): Precisamente porque creo en esa tradición y en ese plagio, en ambos,
como parte del motor de combustión del arte, estoy perfectamente a favor de que
la gente haga versiones, con lo que estas tienen de mutación, aprendizaje y
ensayo. Me parece una parte de la educación formal y sentimental tan necesaria
como amable. Ahora bien: Entre el que aprende a pintar con los clásicos y el
que vive de vender eficaces acuarelas miméticas existe la distancia exacta que
va del artista en ciernes al artesano grandilocuente. El segundo no me interesa
porque no significa nada. Su posición es comercial y estática, y existe apenas
como ente gracias a la peor de las lacras occidentales: la nostalgia de algo inexistente.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Curioso, dado todo esto, inevitable quizá, que algunas de
las pequeñas iluminaciones que uno se encuentra en el camino vengan
precisamente por la vía de la versión. Me compro el “Slow Dazzle” de John Cale
para subsanar una de mis penosas lagunas históricas, y porque me gusta John
Cale, y me encuentro allí con una versión de “Heartbreak Hotel” que, firmada en
el 75, explica casi toda una carrera. Curiosamente la carrera que explica no es
la de Cale, en cuya obra esa versión no es sino una excentricidad ocasional,
pura marginalia. La obra que explica es la de Nick Cave. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es este el momento en el que quienes no hayan escuchado el
tema pueden darle al play en el video de youtube adjunto (no se oye muy allá,
mejor, obvio, el disco), y quienes lo conozcan de sobra pueden pensar “de eso
ya me di cuenta yo hace veinte años”. Lo cierto, en todo caso, es que un porcentaje
muy, muy alto de lo que Cave ha hecho toda su vida, no ya musicalmente, sino en
espíritu, está contenido en ese tema. En su oscuridad plástica, en su histeria
subyacente, en su burla macabra, en su sintético aullido de profeta de neón, en
su efectista grave de guía, en su tremendismo de salón.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por supuesto ahora vienen las eternas disquisiciones y
argumentos: “Uno puede llegar a un mismo punto diez años después que otro, sin
haberse siquiera conocido y por caminos diversos, y bla, bla, bla…”. Yo me
pongo la canción una y otra vez y pienso: “coño, John, parece que lo hubieses
dejado aquí como un caramelo envenenado, cabrón”. Qué se trate de un tema de
Elvis, no hace más que engrandecer el minúsculo cuadro, convirtiéndolo en una
especie de viñeta mitológica Pop: Elvis, el Rey. Su cuarto mortuorio saqueado
por un vanguardista burlón, en una tarde de resaca. Después el vanguardista
burlón saqueado por un trascendentalista de palo que sobre una astilla en el
pie de la cultura popular construye un edificio entero con ansias de palacio.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No estoy muy a buenas con Nick Cave, últimamente, y esto
casi me ha matado el nervio. El australiano me parece un buen artista lastrado
por su intento –algo estéril- de entrar en una tradición fingiendo que la
fractura. Lastrado, también, por un ansia de ser un gran literato sin la cual
le hubiese ido mejor. Aunque le ha ido de puta madre, supongo. Lo bastante, al
menos, para permitirse su reciente película, una oda vacía a sí mismo en la que
dice con voz ampulosa “Te contaré un secreto” para luego soltarte una ristra de
lugares comunes. Una castaña egomaníaca de poco fuste, pobretona, entretenida
apenas por los ratos en los que uno puede atisbar como el individuo hace
<a href="http://www.eldiario.es/cultura/musica/Nick-Cave-The-Bad-Seeds_0_240426100.html">aquello que realmente hace bien</a>: conducir a hombres con más talento y menos
ambición que él para crear discos cojonudos. Las mismas apariciones en el film de
Blixa Bargeld, fugaz, apático, diciendo nada, y de Warren Ellis, entusiasta, curriqui,
motivado, muestran los dos puntos de fuga que la amistad ofrece a ese dechado
de ego que se desborda en el vacío: la sumisión utilitaria y sincera (Ellis) y
el desprecio aristocrático de quien se cree superior, aunque acaso no tan
reconocido (Blixa).<o:p></o:p></div>
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En resumen: por mucho que me guste Nick, gran parte de su
propuesta está consignada, abierta y cerrada, en un tema de John Cale escrito
cuando Cave comenzaba a balbucear y que no es sino una versión de Elvis. Eso no
me hace odiar a Cave. Ni amar a Elvis. Simplemente, confirmo una vez más que
determinadas visiones libres de la tradición dan lugar a nuevas ortodoxias; que
a veces lo que se considera originalísimo tiene un pie en lo mimético; que las
influencias son múltiples y bastantes veces ocultas o no declaradas y que la vanidad,
al cabo, sobra –aunque sea inevitable,
humana- cuando uno navega por un río que parece cambiar siempre pero es también
eternamente el mismo, el de las voces, el de los cuentos. Apunto, también, que hay
vértices ocultos en toda esta ecuación mutante que une tradición, plagio y
originalidad, y que es un trabajo entretenido descubrirlos y sentarse allí a
observar, en esos picos extraños, subterráneos pero altos, muy altos. Sentarse
junto a John Cale, que ya estaba allí, disfrazado de sombrerero loco, y
contemplar como la cultura popular muta y evoluciona, y como unos cuantos
gallos se ponen las medallas y otros, bastantes más, empujan la piedra que
rueda trabajosamente cuesta arriba. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Recuerdo, por último, que en un disco de versiones de Cohen
que siempre me ha sido muy querido por razones extramusicales, “Im your fan”,
los dos números fuertes, los dos que sigo escuchando cuando lo reviso, eran
precisamente de Cave y de Cale. Nick desguazaba “Tower of Song” en una
gamberrada deliciosa. John, piano y voz, ejecutaba un “Hallelujah” estremecedor
que dejaba al original tres cuerpos por detrás, comiendo polvo. Curiosamente,
ese disco un poco absurdo fue mi puerta de entrada al trabajo en solitario de
ambos artistas.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Una vez más, por la vía del plagio.<o:p></o:p></div>
<br />
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y hacia el enfangado territorio de la tradición.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-71591736747176644512014-10-29T12:52:00.001-07:002014-10-29T13:14:39.090-07:00FAMILIA (I)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmaHHIOrQoRJJej9TsekmWRY0EF7ATEN_cG3BR99x59Z306MZgrUabD_hebTisyRvf_T_OhptT6-mZd8qdKn6hf-ZPD27NZ05Y-WKnryTGc0bFuwrBtml0h1uRT_sFxg2_a8UERuk2mec/s1600/familia.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmaHHIOrQoRJJej9TsekmWRY0EF7ATEN_cG3BR99x59Z306MZgrUabD_hebTisyRvf_T_OhptT6-mZd8qdKn6hf-ZPD27NZ05Y-WKnryTGc0bFuwrBtml0h1uRT_sFxg2_a8UERuk2mec/s1600/familia.jpg" height="310" width="400" /></a></div>
<br />
Anda todo al mundo a vueltas con la corrupción, con el país,
como siempre. Si nadie hubiese intentado arreglarlo en un principio, al país, quizá su
estado no sería tan desastroso. Si nadie lo hubiese creado, sería aún mejor. Si
nadie hubiese empezado nada, nunca. Y así, en un salto no excesivamente grácil,
tambaleándome, paso de la enfangada política española a aquel momento en el Jardín del Edén en el que se planteó el que fue nuestro primer problema y el que será
probablemente el último. Así funciona mi
mente: tiendo al tiempo a la síntesis y a la ensoñación. Soy, al menos en eso,
indudablemente masculino. Un poco más de capacidad de trabajo y sería un
artista del siglo XX. Sin ella, me quedo en artista del XIX, pobre diablo del
XXI, hombre blanco vagamente amenazado por los cuarenta con algo de oficio,
poco beneficio y demasiadas preguntas.<br />
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En cuanto a la mente del país, de cualquier país, Baudelaire
la definió con precisión: “Las naciones sólo tienen grandes hombres a pesar
suyo, -como las familias. Ponen todo de su parte para no tenerlos. De este
modo, el gran hombre necesita, para existir, poseer una fuerza de ataque
superior a la fuerza de resistencia
desarrollada por millones de individuos”. El país y la familia: cuando se trata
de la sana y metafórica tarea de matar al padre, eso es lo que hay, aunque raramente
conseguimos más que rasguñarles la cara a esos entes, rara vez algo mejor que encharcarnos
en discusiones estériles. La razón es sencilla: creemos que podemos, en lugar de matar,
cambiar, y ahí está todo nuestro fracaso, porque los países y las familias, en
esencia, jamás cambian; su núcleo sigue siendo siempre saturnino, y su tarea
primordial, quizá la única, es devorar a sus hijos. Saturno, por lo que a mí
respecta, fue el primer conservador total. El primero que vio la (su) necesidad
de “cambiarlo todo para que nada cambie”, esa que Lampedusa explicitaría más
tarde en El gatopardo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Un hombre libre no debería pertenecer a ningún país ni a
ninguna familia, pero, y volvemos a Baudelaire, “los pueblos adoran la
autoridad”, y los hijos, que en el fondo son un pueblo, la adoran igualmente. España,
ese país cainita donde siempre acaba triunfando el bando del “vivan las cadenas”
es especialista en esa adoración enfermiza, cobarde y funcionarial que
justifica todas las sevicias. La autoridad es la excusa nacional, sin ella,
pensamos, muy adentro, no sabríamos vivir. España es el orden en su forma de
horror amorfo, cruel e ineficaz. Quizá es por todo esto que uno se siente
extrañamente liberado, si es fuerte, si interiormente le queda algo de libertad,
cuando mueren los padres. La muerte de los países, por lo que a mi respecta, es
también motivo de celebración. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A este respecto, admiro profundamente la mentalidad
pionera de los anglosajones, que
consideran al estado como un mal necesario, al que hay que estar recordando
siempre sus límites so pena de ser absorbidos por él y desaparecer. El estado,
como las religiones establecidas, tiende al todo. Visto en perspectiva cenital,
el hombre parece un conjunto de elementos numerosos pero pequeños y mal
organizados que intentan resistirse a esa totalidad con poco ímpetu. La mayor
parte de las personas a quienes admiro por su pensamiento o su acción, son
resistentes, teóricos o prácticos, da igual, pero resistentes convencidos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El poeta Roger Wolfe, que tiene un poemario antiguo de
hermosísimo título, “Días perdidos en los transportes públicos”, que algo
tendrá de anglosajón y que es también
confeso admirador de Baudelaire, hablaba de todo esto, de la familia y el
estado, en un texto de hace unos años que no he sido capaz de volver a
encontrar en internet. Venía a decir, creo -resumiendo y quizá traicionando- que
pese a todos sus horrores la familia es un organismo colectivo de defensa
contra el estado. Uno de los pocos que funciona. Creo que tiene razón, pero el
precio de la armadura es enormemente caro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Intentando ahorrarse ese precio, la familia se ha intentado
replicar a menudo de manera más libre o más moderna, casi siempre terminando en
fracaso. A veces pienso en comunas hipotéticas y siempre me acaba por parecer
posiblemente odiosa una reunión de tipos que se desprecian y cuya mala fe ni
siquiera está contenida por la sangre. Porque es la sangre lo que contiene el
odio que vive en la familia y la hace, parcialmente, eficaz. Por lo demás, es
una institución tan tétrica como la policía política, que es, al cabo, lo que
la mayor parte de las veces termina siendo. Como ente maligno, de hecho, está
admirablemente diseñado, y por eso ha podido ser la célula madre de estado, iglesia
y la mafia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pensarán ustedes que me pongo tremendista, que no es para
tanto. Quizá tengan razón. Y quizá nada es para tanto. Yo mismo tengo una
familia con la que me llevo bastante bien y a la que, hablando en términos
comunes, debo bastantes cosas y no puedo acusar de nada. Para que este texto no
parezca una simple rabieta macabra hay que olvidar los términos comunes, y el
lazo de la sangre que nubla siempre la vista, y pensar en todo aquello que se
nos ha obligado y se nos obliga a hacer constantemente, a la contra de nosotros
mismos, desde el nacimiento hasta la muerte. Pensar quién y cómo lo hace, hasta
descubrir la poca culpa que tienen en todo ello los ejecutantes concretos. Hay
que ver detrás de la máscara y entender a la familia no como esos hermanos,
padres, madres, abuelos y tíos más o menos simpáticos, generosos o francamente
buenos; hay que entenderla como un vehículo sonda cósmico que muta su forma
lentamente, un Hal 9000 que se resiste a morir, que se alimenta de nuestro
tuétano y al que sólo y únicamente servimos de algo si funcionamos dentro de
unos determinados parámetros, esos que llevan inevitablemente a la decisión más
ciegamente animal del ser humano: la procreación. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No, la familia no quiere grandes hombres, ni
librepensadores, ni desviaciones de ningún tipo que se separen un milímetro del
canon. Visto en ese plano cósmico, o socio-evolutivo, si se prefiere, para la
familia un filósofo y un pederasta son igualmente reprobables. La familia es Saturno.
Por supuesto, para devorar hijos, hay que tenerlos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y pese a que comparto la reflexión de Wolfe sobre la
utilidad de la agrupación familiar como organismo resistente, sé también que si
nunca hubiese existido, jamás se habrían desarrollado los otros métodos de
tortura citados anteriormente y que ella, en ocasional paradoja, nos ayuda a
eludir.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La familia provoca nuestra muerte como entes diferenciados.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es una suerte que eso, seres diferenciados, sea algo que
poca gente aspira a ser.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-7039754509424766002014-09-17T19:31:00.000-07:002014-09-24T06:28:37.218-07:00Cunqueiro y Ferrín (una aproximación)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUlcu8SGPG7QJYKhn7udGYdkl0cQ7bFairaov-h78RnbNIUM31PvUfyZVbjAQ-gKebNWYddtkW09aY4vR088xcs5NLaIyBzTUyy9H1d4D88jAJSx9OiZIdRV0hNBqtpLSbjz8SyLliS54/s1600/Alvaro-Cunqueiro.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUlcu8SGPG7QJYKhn7udGYdkl0cQ7bFairaov-h78RnbNIUM31PvUfyZVbjAQ-gKebNWYddtkW09aY4vR088xcs5NLaIyBzTUyy9H1d4D88jAJSx9OiZIdRV0hNBqtpLSbjz8SyLliS54/s1600/Alvaro-Cunqueiro.jpg" height="266" width="400" /></a></div>
<br />
En un artículo sobre
el Holandés Errante recogido en su “Fábulas y leyendas de la mar” Alvaro
Cunqueiro toma del romántico Aloysious Bertrand –y transforma en prosa- el
siguiente poema sobre Harlem (la ciudad holandesa, no el barrio neoyorquino):
“Harlem, esta admirable fantasía que resume la escuela flamenca. Harlem pintada
por Jean Breughel, Peeter Nef, David Tèniers y Pablo Rembrandt; y el canal
donde el agua azul tiembla, y la iglesia donde el vitral de oro flamea, y el
balcón de piedra donde se seca la ropa blanca al sol, y los tejados verdes de
lúpulo; y la cigüeña que bate sus alas alrededor del reloj de la ciudad,
tendiendo el cuello al aire y recibiendo en su pico las gotas de lluvia; y el
inquieto burgomaestre que acaricia con la mano su doble papada, y la enamorada
florista, que enflaquece contemplando un tulipán; y la gitana que ensueña
tocando su mandolina, y el viejo que toca el pandero, y el niño que infla una
vejiga; y los bebedores que fuman en el estrecho portal, y la sirvienta de la
posada que cuelga de la ventana un faisán muerto”.<br />
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El párrafo, que hubiese podido ser del mismo Cunqueiro (con él y con Borges,
vampiros elegantes, siempre subyace esa impresión), usa una superposición de
elementos típicos de un entorno burgués que ofrecen una quieta impresión de
domesticidad, de seguridad, de paz social, de “costumbrista” viejo mundo donde
las cosas son “como deben ser”. El resultado es romántico en el sentido, en
efecto, más burgués del término: es la estilización poética de los supuestos
logros de la burguesía, que mira al pico de la cigüeña, al paisaje calmosamente
incendiado y a los borrachos de la tasca y lo ve todo ello transido de una luz
propia, y piensa: todo esto lo he hecho yo, lo hemos hecho nosotros”. Un yo y
un nosotros que no significan “la humanidad”, sino “los hombres de bien”. <o:p></o:p></div>
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Curiosamente, como cualquier estilización romántica, el párrafo no es
una descripción, sino un deseo y una añoranza que se mezclan: “así, como Harlem
me la presenta en este momento fugaz, debería ser la vida”, viene a decir, “y
así fue alguna vez, en la niñez, o en los cuentos de mi padre, o en el tiempo en que el hombre habitaba el Jardín del Eden. Este Harlem
me recuerda esa perfección que ya no está”. Para el burgués el Jardín del Eden
es, en efecto, un lugar donde cada uno acepta su sitio con una socarrona
tranquilidad casi zen; un lugar iluminado y al tiempo congelado. Por supuesto
el burgués sabe que la realidad no es así: hay en ese Bertrand y en todo Cunqueiro un deseo y una nostalgia de algo que acaso nunca existió. Y quizá, sin embargo, también algo de verdad, ya que esa capacidad
(o incapacidad) que permite mirar paisaje y gentes como quien observa complacido
una construcción propia e ideal sí es en cierto modo un hallazgo burgués.<o:p></o:p></div>
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“(…) en los tiempos burgueses (es decir, clásicos y
románticos)…” dice Barthes en algún lugar de su libro “El grado cero de la
escritura”. Quizá habría que añadir que el romanticismo es siempre una
nostalgia y que cuando lo es de un clasicismo de cuarta mano, es, sí,
prototípicamente burguesa. Porque el burgués no consume ni en el mejor de los
casos intuiciones, sino literatura aceptable, es decir, pastiche. Cunqueiro, que
me gusta y mucho, es pese a ello un perfecto ejemplo de ese talante: bajo la apariencia
de tratarlo, esquiva siempre lo grande, lo heroico, lo que pueda alterar la paz
social, lo iracundo, lo tumultuoso, lo terrible o miserable, lo conflictivo, en
suma. Su literatura es una foto fija que amalgama épocas en un elogio de la
pasividad: todo en él es una refundición de taberna –deliciosa eso sí, con ese
talante de señorito que gusta de bajar a los márgenes y se lo permite, ¿por qué
no?- en la que esa luz de reconocimiento prestada del Harlem de Bertrand invade el cuadro e ilumina internamente a unos personajes populares que pasan a
formar parte de eso, de un cuadro. <o:p></o:p></div>
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Cunqueiro ama a sus personajes y es condescendiente con
ellos. Pero sólo los ama, precisamente, porque puede ser condescendiente con
ellos. Por lo demás, los trata con ligereza como si en lugar de hombres fueran
hermosos recortables, que es lo que al cabo son. Cunqueiro es un paraíso
caprichosamente imaginado y tallado en la marginalia de un ideal antiguo
régimen: añora un Edén que se le deshace entre las manos y cree reencontrarlo
no ya en esos tipos populares a los que a menudo describe magistralmente, sino
en su propia postura ante ellos.<o:p></o:p></div>
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Otro hombre, otro escritor, otra visión, trataría el mismo
sustrato sin duda de otro modo, quizá opuesto, buscando, y por tanto
encontrando, otras cosas.<o:p></o:p></div>
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Pongamos por ejemplo a Xosé Luis Méndez Ferrín, que viene de
otras tierras pero también de la misma, en cierto modo. Quizá el Vigo que ambos vivieron los une, al
de Mondoñedo y al de Ourense, no lo sé, pero por lo demás, todo
es separación: los personajes de Ferrín, aflorando inevitablemente del mismo
espejo, no pueden ser sin embargo más distintos a los de Cunqueiro. En él, esa
desabrida oscuridad de ceniza que permea su obra maestra “Arrabaldo do norte”
los cala a ellos también, hasta la médula. Donde en Cunqueiro había conformidad hay un
descontento nuclear, una lluvia pesada y persistente de desastre. Donde había
paz social hay guerra, aunque sea en la forma de la mueca de quien tiene una
bota sobre el cuello. Donde había un cuadro capturado en el ambar de un kistch casi
medieval, un pudibundo dibujo de la inmortalidad, hay ahora un deseo de
movimiento castrado, un deseo de dignidad que se traduce en un grito
inarticulado, un grito que proviene del núcleo mismo del miedo y de la ofensa.
También una percepción de la degradación y de la perversión humana cuyo detalle
y cuyo relieve Cunqueiro no hubiese tolerado.<o:p></o:p></div>
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Me es difícil -aunque necesario- hablar de Ferrín aquí
porque siento que no he explorado su obra con la seriedad que probablemente requiere: me ha influido y me ha afectado, pero sin análisis organizado por mi parte.
“Percival e outras historias”, “Arrabaldo do norte”, el incontestable volumen
de cuentos que es “Arraianos”, “Retorno a Tagen Ata”, “Bretaña esmeraldina”, “Con
pólvora e magnolias”... Todos esos ejemplos de un canon erizado, irregular, muy
brillante en ocasiones, oscuro, político, que no elude el conflicto, los he
leído con placer en épocas distintas en las que no pretendía yo más que
entretenerme en el sentido más sencillo del término. Ahora siento que quizá les
debo una relectura colectiva que me haga más perspicaz sobre su interior común.
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En todo caso, y a riesgo de decir disparates, diré lo que
pienso:<o:p></o:p></div>
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Cunqueiro es un costumbrista semi-panorámico -al estilo del
Bertrand que se entrevé en el párrafo con el que abro este artículo-, y su “panorama”
de lo popular está entretejido con anécdotas y es de calado periodístico y
conversacional. Lo popular en Ferrín, a cambio, es político y existencialista. El orensano –no desdeñemos la influencia de
Poe en la literatura gallega, aunque sea añadiéndole después a algunos
franceses- es un ambientalista poético y existencial: gran parte de su idea
misma es transmitida por la atmósfera difícilmente respirable que atenaza sus
mejores obras, y esa atmósfera funciona con la misma eficacia que en Camus
hubiese tenido una nítida pregunta. No está tan lejos, en eso, las tasca del
arrabal del norte de la incierta casa de Usher: su “panorama” es una especie de
implosión hacia un círculo del infierno personal; su "panorama" es el resultado
catastrófico de una injusticia incomprensible y casi cósmica que, paradójicamente, funciona como metáfora de lo terreno y lo actual. </div>
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El paisaje
(entendamos la descripción de lo popular y lo social también como paisaje) es
siempre en los grandes escritores un tono moral, y por tanto, en sí, una
postura ética e inevitablemente política. El de Cunqueiro y el de Ferrín son
diametralmente opuestos.<o:p></o:p></div>
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A veces, pocas, en libros imperfectos pero serios, como "Bretaña, Esmeraldina", Ferrín se me antoja también una especie de Stevenson arrasado y circular, que hubiese atravesado el
infierno. Curioso que lo sienta así, porque en principio el de Edimburgo
pareciera tener más contacto con Cunqueiro. Pero no. En Stevenson hay una
disconformidad de fondo que, si se lee con cuidado, resuena en el interior de
su prosa económica, elegante, casi perfecta y por tanto, engañosa. Esa
disconformidad, que lleva al afán por la aventura, late poderosamente en
Ferrín, mientras que Cunqueiro, por decirlo así, vive en casa, confortablemente.
Su metafísica es de encaje, de broma culta. Sus defensores argumentarán que no le hace falta
salir del cascarón para imaginar. Que al hombre no le hace falta mover un dedo para sufrir e interrogarse. No seré yo quien lo niegue.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Sea como sea, creemos saber cual es el deseo y la nostalgia
que mueven a Cunqueiro. Pero, ¿cuáles son los que mueven a Ferrín? <o:p></o:p></div>
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Esa es una buena pregunta.<o:p></o:p></div>
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Hoy, en Vilanova de Cerveira (Portugal), es sábado y hay
feria. A buen seguro ambos escritores verían este pueblo que ahora es el mío de
manera muy distinta, y yo probablemente lo vea de un tercer modo. Mi amor por
lo popular es distinto. Lo popular querido es en mí otra cosa, porque ha sido
forjado en otros barrios, otras lecturas y otras épocas. Está, en mi caso, formado
por puntos de resistencia; puntos que, como los de los pasatiempos, hay que
unir si uno quiere conseguir la silueta de un pájaro o un dragón. Pero esa es
otra historia. Yo soy un tercer hombre que hoy no importa.</div>
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<br /></div>
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Para escribir como Cunqueiro, además de un talento inusual y
propio, se necesita ser presa profunda de una ilusión, o de varias. Presa de la
nostalgia de un paraíso pasado que jamás fue. Es el mismo paraiso falaz que, con mucho menos tino y menos belleza, la burguesía construye siempre, desastrosamente, a contra de la historia.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Para escribir como Ferrín, además de otro talento
probablemente comparable, que no igual, se necesita ser presa profunda de una
ilusión, pero distinta. En su caso la nostalgia es, probablemente, de un futuro por lo demás igual de incierto que el pasado del otro, pero, como todo lo futuro, aparentemente posible mientras la realidad no nos explique lo contrario. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Cunqueiro es una rueda de Molino, cuyos cazos devuelven el
agua, unos metros atrás, al mismo río. Un río y una rueda, y un molino, eso sí,
hermosísimos. Ferrín es el agua de un embalse, su centro angustiado, profundo,
oleaginoso, que se consume en el ansia de una libertad con la que, si le fuese
concedida, acaso no sabría qué hacer. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Incluso en el gusto que comparten por una “materia de
Bretaña” entendida en sentido laxo, o en su común talante referencial, ambos
escriben separados por un foso insalvable que, en realidad, separa siglos, y
que separa también el deseo de inacción del deseo de acción. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Los siglos aquí en Galicia tienen un correr extraño. Y lo de
la acción y la inacción daría para unos cuantos libros. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me quedo pensando en todo ello y en mi propia idea de
Galicia, aquí, al borde del Miño, sentado en el único café que ha decidido no
poner comida para los turistas (ese es un gesto inconsciente muy mío), y me
pregunto si toda narrativa nace del deseo de un imposible. Quizá sea así. Si
fueran posibles esos deseos acaso estaríamos ocupados realizándolos en lugar
de cubrirlos con literatura; huyendo campo a través en lugar de escribir poemas
en la pared de la celda. O quizá eso sea lo que hacemos.<o:p></o:p><br />
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Dice Juan Forn (a quien no he leído) en una reciente
entrevista para <a href="https://revistapaco.com/">Revista Paco</a>, lo
siguiente: <i>"Lo que tiene la literatura es que a vos te pueden gustar
con locura tipos que son completamente opuestos y que se odian entre sí o que
se hubieran odiado, si se hubieran conocido. Sin embargo, los dos te nutren
mucho y de hecho vos si sentís que ellos son tus maestros, creés que sos
coherente con los dos".<o:p></o:p></i></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
No sé si Cunqueiro y ferrín se conocieron, supongo que sí. No sé si se odiaron o se quisieron. Ambos, en todo caso, me han "nutrido" y me han procurado largas tardes de
placer, ayudando a afilar un poco mis ideas; y, por opuestos que sean, es cierto que creo que mi aprecio por ambos es coherente. Decidí hace tiempo no tener "maestros", pero les debo a cada cual lo suyo.</div>
</div>
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<o:p></o:p></div>
<br />
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Quizá se lo pague, alguna vez.</div>
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<br /></div>
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Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-49187915266077973082014-09-17T07:29:00.000-07:002016-08-03T04:35:56.049-07:00Kniébolo y el perro herido - Número y moral<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMNStrQX4BEuS0ws8H-LCSVpqMQuZ79_-QAIUfAYtDBZySkWcS7gserqsJL8YR5RI7AFPHLDs_BseHg0uLw7jTQrKdXomSQjK7e5U4MQSeRlCghClbElMEFjY3Ff4AXmkfBhC1uR511lo/s1600/kniebolo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="352" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMNStrQX4BEuS0ws8H-LCSVpqMQuZ79_-QAIUfAYtDBZySkWcS7gserqsJL8YR5RI7AFPHLDs_BseHg0uLw7jTQrKdXomSQjK7e5U4MQSeRlCghClbElMEFjY3Ff4AXmkfBhC1uR511lo/s1600/kniebolo.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
La gente dice “lo normal” y piensa en “lo bueno”, lo “moralmente
adecuado”, aquello que te permite estar en paz contigo mismo de acuerdo con una
ley superior a ti. Piensa en eso, pero en realidad se refiere a otra cosa. Se refiere a
la seguridad y la comodidad de no distinguirse jamás, a cualquier precio.<br />
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La discusión es: ¿de dónde sale la ley moral? ¿Está inserta
en nosotros o bien, como nuestro supuesto poder democrático, “emana del pueblo”?
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pongamos la siguiente situación. Nos encontramos un perro
abandonado mientras caminamos por una calle de un pueblo desconocido. Está
herido, cojea y parece perdido y confuso, a punto de ser atropellado por los
coches que pasan, indiferentes. Tres de las infinitas opciones serían:</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="text-indent: -18pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0px;">
<span style="text-indent: -18pt;">1- Recogerlo, llevarlo a nuestra casa y cuidarlo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0px;">
<span style="text-indent: -18pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0px;">
<span style="text-indent: -18pt;">2- </span><span style="text-indent: -18pt;">Pasar de largo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0px;">
<span style="text-indent: -18pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 0px;">
<span style="text-indent: -18pt;">3- </span><span style="text-indent: -18pt;">Recogerlo, llevarlo a nuestra casa, torturarlo y
matarlo.</span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Según la concepción imperante, que considera que el concepto
de normalidad “emana del pueblo”, “lo
normal” es aquello que es más común numéricamente. En este caso, pues, sería, probablemente, pasar de largo. Sin embargo ese comportamiento es sólo el más
común en este momento, lugar y situación social. Un cambio de paradigma podría
hacer que lo más común fuese recogerlo y cuidarlo, pero también que lo más
común fuese recogerlo, torturarlo y matarlo. En cualquiera de los tres casos,
la actuación, amparada por el mayor número, sería considerada como “lo normal”
y tendría carta blanca y refrendo social. Y se seguiría a rajatabla. Se
argumentará que torturar y matar a un perro nunca podrá llegar a ser
considerado lo bueno de manera colectiva, pero no veo por qué no iba a suceder
con los perros si ha sucedido en numerosas ocasiones con los hombres, o con “tipos
determinados” de seres humanos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Según la concepción, en cambio, que considera que lo normal
es “infligir el menor daño posible a cualquier criatura”, lo normal sería
recogerlo y cuidarlo. No habría variación al respecto, por muchos cambios
sociales que se dieran: el menor daño posible seguiría guiando a la misma
respuesta: abandonarlo a su suerte en medio de la carretera o torturarlo y
matarlo siempre serían peores opciones a ese respecto, excepto, quizá, si
partiésemos de un nihilismo de raíz que considerase que morir es siempre mejor
que vivir. En todo caso, fuese cual fuese la postura, esta permanecería fija en
el hombre que la toma, independientemente de lo que su sociedad juzgase justo o
injusto, aceptable o no. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por supuesto esa actuación en conciencia no siempre tendría
el refrendo de la masa social, que muy bien podría opinar coyunturalmente de
otra manera. Uno podría acabar en la cárcel por socorrer a un perro cuando la
costumbre o el “momento” dijesen que lo
correcto era torturarlo y matarlo. Incluso podría ser acusado de
colaboracionista por pasar de largo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Una moral que se asocia al concepto de lo que es “normal” y
que asocia esa normalidad al número está condenada irremediablemente a una
fluctuación aberrante y, en última instancia, al crimen.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Una moral que se asocia al concepto de lo que es “normal” y
que asocia esa normalidad al número es sólo un disfraz de la comodidad y la
cobardía social que pretende estar siempre con Goliath y su pandilla, los
viejos abusones del patio, y que acaba, por omisión, convirtiendo esa pandilla
en un ejército. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Son los condescendientes, los moralistas de la normalidad,
también, los que en ese ejército adoptan los papeles más infamantes, los administradores,
los funcionarios y los leguleyos, los Eichmann y compañía que ni siquiera han
tenido nunca el coraje de amparar su crimen poniendo su vida por delante. ¿Es
justificable su cobardía de contable? Creo que no. Si no hubiesen matado o
dejado morir al primer perro, nunca hubiese acabado detrás de su siniestro
mostrador. Si no hubiesen permitido, colaborando con ella, una moral del
número, quizá ese mostrador jamás hubiese existido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Curiosamente, Goliath, el ídolo de barro al que adoran bajo
diversas formas, no comparte exactamente su “moral del número”, simplemente la
utiliza. Un Kniébolo, digamos, poseía su ley moral a despecho de la masa, pero
sabía que construida una dinámica de fuerza y grupo, la oveja se une sin
chistar, y que la oveja es legión. Por supuesto su ley moral era una
aberración y un cáncer, pero desde luego no acataba a la masa, sino que la
usaba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sin esa moralidad de “lo normal numérico” y del miedo
sistemático a la violencia y al problema, por pequeño que sea, Kniébolo no hubiese
sido más que un pervertido solitario. Quizá hubiese torturado y matado al perro
en secreto. Quizá hubiese sido un serial-killer de villorrio austríaco.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Nos hubiésemos ahorrado un puñado de millones de muertos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
O quizá otros hubiesen perpetrado su “papel”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Todo son preguntas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
De hecho, reviso esto
que he escrito y me digo que la frase “no acataba a la masa, sino que la usaba”
podría estar del todo equivocada; que quizá Goliath/Kniébolo acataba en
realidad un deseo subyacente y general de la masa, que execra todo aquello que
considera marginal e indigno de su propio y pacato orden, de la misma manera
que la mujer que tengo al lado en el café alarga cinco céntimos a la gitana,
refunfuñando, harta de esa vida “tan fácil” de los pobres de solemnidad. Entre
ella y el estado totalitario puro hay un paso. El breve pasito de alguien loco, comprometido hasta el fin, inteligente y manipulador.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Todo son preguntas, sí, y supongo que están contestadas en
los manuales básicos de filosofía cuyo contenido recuerdo ya muy desvaído. En
todo caso, fijar la propia visión a despecho de lo que digan los demás me
parece siempre un buen punto de arranque para responder. Alude, creo, a una ley
divina autoinstaurada, es decir, a una ley que considera que Dios, inexistente en cualquier otro modo o plano, habita en nosotros en forma de conciencia
personal, y que esa conciencia personal no se atiene a ley humana alguna, si no
que ES, de hecho, la única ley humana que hay. En mí, su único párrafo
infranqueable es ese “haz el menor daño posible”. <o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Me ha traído innumerables problemas y sinsabores intentar seguirla. Os lo puedo
demostrar.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-76499740250463163672014-09-09T04:53:00.002-07:002014-09-09T05:03:35.643-07:00APAGONES (I) - La baraja invertida<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizL2dt0Ew2X0i2XcNoJVFkQlS_LGcPKpGSOuJ0_NxuwtpCD5xbl1u9D1Uk0gyKImZS7uSowNgoXtc3J4FHJ9meijySe96LwhGC888ulkDXXF_x4ows5uHL3OLxjdssQxHpBYYeEp9H6Tw/s1600/candle.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizL2dt0Ew2X0i2XcNoJVFkQlS_LGcPKpGSOuJ0_NxuwtpCD5xbl1u9D1Uk0gyKImZS7uSowNgoXtc3J4FHJ9meijySe96LwhGC888ulkDXXF_x4ows5uHL3OLxjdssQxHpBYYeEp9H6Tw/s1600/candle.jpg" height="500" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><i>“Desearía poder retirarme con los
solitarios (de la isla de Caldey) en lugar de ser superior y tener que escribir
libros. Pero no deseo conseguir aquello que deseo, por supuesto”</i>. Cito de
memoria a Chapman.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Ventajas envenenadas de la vida
moderna, pienso: puede uno abrazar una cierta antigüedad y un cierto retiro sin
abandonar las comodidades (más bien aumentándolas) y sin dejar de escribir y de
publicar (o al menos de intentarlo). Tenemos una mascarada de eremita al
alcance de la mano, una prueba, un taller, un campamento de verano. Todo en
nuestra vida occidental ha sido un campamento de verano, en realidad, si hablo
de mi generación y mi país; incluida el
hambre, la guerra y otros destellos que nos llegan, pensamos, de lejos.
Deseamos que el campamento termine, claro, pero nos asusta la realidad que
habrá fuera. Por suerte o por desgracia, a menudo esa realidad nunca llega y
vivimos y morimos en este estado de prueba que algunos denominan ‘comfort’ y que, al cabo de unas décadas de
embrutecimiento sofisticado, ya no hubiéramos sido capaces de abandonar.
Morimos en embrión, en otras palabras. Un embrión que ha pensado mucho, eso sí,
eso seguro, pero que se ha ido empapando de nostalgia hasta convertirse por
inacción en una cosa obscena. Un bebé demasiado sabio. Un bebé rijoso y que
supura almíbar, vestido ya de viejo, cernido ya de harapos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Quietos, se nos ha proporcionado,
sin embargo, una constante apariencia de movimiento. Los monitores del
campamento se han `preocupado, con un celo que raya en el fanatismo, de
enseñarnos las cosas más variadas y de mostrarnos los más curiosos paisajes. Y
nosotros lo celebramos alborozados hasta que, demasiado tarde, una cierta duda
empieza a permear la piedra, con los años; una duda turbia, desvaída, que se ha
colado en la grieta que ha formado la lluvia y ha madurado expandiéndose,
desagradable, inconforme. Es la sensación, incomodísima, de que nos han
engañado y de que hemos perdido el tiempo, y la sensación, más desabrida aún,
que va bajo su sombra, de que los principales culpables de la estafa somos
nosotros mismos. Lo disfrazamos, por lo general, con todo tipo de aficiones y
de excusas biológicas, porque la autocrítica sería devastadora. Si esta
sociedad se mirase al espejo con ecuanimidad saltaría al mar en masa, como la
pandilla de lemmings que es. Y apenas nadie ha aprendido a nadar. En el jardín
de infancia de las maravillas eso no lo enseñaban. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Comienza entonces, cuando uno
acepta esa duda, que es lo que uno debe hacer, un peregrinaje interno. Es el
lentísimo derribo de los ídolos a los que hemos tomado más cariño que a
nosotros mismos. Es el trabajoso reencuentro con el ser, al que encontramos, si
lo encontramos, adocenado en todos los peajes que un día juramos no pagar,
opiómano al fondo de un tugurio, envuelto en sus juguetes caros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Es necesaria la acción para
sacudirse las pulgas. E incluso la inacción es una acción si parte de una idea
clara. Es necesaria pues, la idea clara. Pero la idea clara se dará de bruces
con el mundo, que la repele, que no la quiere, que se asusta de ella. Un hombre
que, esforzadamente, llega a una idea clara, encontrará que todo son
impedimentos. Encontrará que ni su madre, ni su sangre, ni desde luego sus
conciudadanos, desean que vaya y la ponga en práctica, porque una idea clara y
una acción dejan en ridículo a todo el que nos rodea, igual que un hombre virtuoso
y claro deja en ridículo a los fariseos, y es, por ello, odiado hasta la
muerte. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Hay ejemplos escritos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Hacer el bien, aunque sea hacerse
el bien simplemente a uno mismo, es el acto de subversión inicial, aquí y
ahora. No embalsamarse, cantar por la calle, ayudar al otro –aunque el otro te
de internamente igual-, pensar un poco más allá del cepo: eso es una rebelión
que ningún código castiga, pero que es reprimida con saña intramuros. Supongo
que los que lo hayáis intentado lo sabréis.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Sigo leyendo “La Bruja”, ese libro
prodigioso de Michelet, que habla de tantas cosas si se le deja, y se me ocurre
que el Sabbath, la misa negra medieval, tal como la describe él, lejos de los
clichés habituales, como una explosión subversiva comunal y liberadora,
contiene, sin embargo, el error esencial que es causa del fracaso de muchas
rebeliones: replica la forma de aquello que odia y combate. El Sabbath es una
misa cristiana invertida, y por tanto muestra cuan a menudo el afán de
liberación se encasquilla en el simple hecho de la subversión y por ello, incapaz
de superar la forma, se pierde. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Liberación y subversión son cosas
distintas, aunque puedan ir de la mano. Y la forma es esencial.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Tratamos de jugarle al enemigo con
sus mismas cartas, y sólo conseguimos una baraja contraria con la que se
acabarán haciendo las mismas trampas. Queremos mofarnos de él en su campo, y
sólo conseguimos terminar siendo él, en lugar de ensayar una blitzkrieg que
cambie las reglas del juego para siempre. En lugar de imponer nuestra ley.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Pero para imponer nuestra ley
primero hace falta una visión clara de cual es nuestra ley. Primero hace falta
la idea.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Michelet retrata con su inusitada
delicadeza y penetración el núcleo de una rebelión que se construye en torno a
la figura de la mujer-médico y en contra de las dos opresiones principales de
los siglos XII y XIII, la feudal y la eclesiástica. Es un festín comunitario y
en gran parte inocente que sólo ansía un reino donde el abuso haya desaparecido.
Basta con echar un ojo a las imágenes que los supuestos satanistas de hoy
invocan, a las pinturas, grabados o películas que se acercan al tema, para ver
hasta qué punto los mismos que en cierto modo dicen defender tal rebelión han
caído en ese maniqueísmo de la forma que termina por dar la razón al rival.
Hombres oficiantes, mujeres expuestas, regusto sádico, curas corruptos. Nada,
en el fondo, que se pueda reivindicar como primera piedra de una nueva
sociedad. Sólo la mascarada del abuso contra el que se pretendía luchar y que
ha acabado siendo la propia seña de identidad. Una inversión de la que no hemos
tenido noticia, porque somos idiotas, y que haciendo que todo quede igual, nos
convierte en cómplices y en torturadores. Nos convierte en el opresor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
En el mundo de la música “alternativa”,
por ejemplo, ese error se ha dado de manera sistemática. ¡Hagamos nuestra
propia casa de discos! ¡En lugar de ser una gorda marmota avariciosa será un
cervatillo generoso! Y cuando nos damos cuenta somos el otro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
En este momento del día, mientras
escribo, se va la luz. Es aún de mañana. Primero, me acomete el pánico al
pensar que perderé todo lo escrito. Después, la resignación ante la doble
evidencia: primero, que si es así, así será; segundo, que tampoco se pierde gran
cosa, que todo se puede reescribir mejor, como sabrían, supongo, Lowry y otros
grandes perdedores de documentos. Así que me dedico a esperar arrancando las
plantas que han ido invadiendo la vereda que da a mi puerta y escribiendo, a
mano en mi cuaderno, otros apuntes:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<i>“Se
me va la luz con cuatro páginas escritas que no sé si tendré ganas o fuerzas
para escribir otra vez. La puta tecnologica en su esplendor.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<i>El
deseo de que una máquina haya hecho algo por ti. Un mal deseo, del que uno debe
apartarse lo más posible.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<i>La
vida en el campo, ya que hablamos de Michelet. Los candiles y las palmatorias
de toda mi infancia. Las horas muertas esperando, escuchando como los ruidos
misteriosos recuperan el espacio y tratando de leer un libro bajo una luz
vacilante, uno a solas consigo mismo. ¿Cuán a solas consigo mismo estaban los hombres
y mujeres del siglo XII? Es normal que viesen cosas que no estaban, o que
estaban –que están- y que nosotros ya no somos capaces de ver. Desde luego, la
relación con el entorno sería radicalmente distinta: esa que yo y mi padre
vivimos como atisbos y que generaciones no tan lejanas vivieron como estados
semi-permanentes, o al menos estados que dominaban áreas completas de la vida.
Siempre recuerdo a X, hombre de campo que no llega a los setenta, contando como
de chavales iban hasta la verbena más cercana (una explanada con un
acordeonista, quizá) a pie, atravesando el monte sin iluminación alguna, en la
noche cerrada.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<i>Y
aunque no es un problema en apariencia grave, este de la luz momentánea, aún de
día, cómo estorba, cómo nos retrotrae y cuánto nos dice de nuestra indefensión,
de nuestra capacidad y de lo cerca que podemos estar – queramos o no- de ese
otro ‘nosotros mismos’ al que ha cubierto la maleza de la civilización”. <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Luego la luz regresa. Salvo dos
páginas de documento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Intento regresar a él, aunque las
ideas ya se han mustiado un poco.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
A menudo pienso que los cuadros que
nos presentan algunos visionarios no son probablemente más (ni menos) que el
atisbo de otra vida mejor. No sé si el matriarcado invocado y anhelado por
Robert Graves existió en el pasado, o si sería posible o factible una vez
desatados hasta tal punto de la tierra. No sé si la rebelión espontánea, comunal,
inevitable e inocente que retrata Michelet sucedió así. Y sin embargo me
parecen visiones válidas para un nuevo mundo. Visiones de unas revoluciones que
no luchan con las mismas armas del opresor y por tanto, no se corrompen de
inmediato, como pasa casi siempre. Cosmogonías alternativas que no ponen en
primer lugar el poder sino la comunidad. Planteamientos que básicamente
necesitarían, por desgracia, algo que cualquiera puede expresar con sencillez
pero que difícilmente sucederá: que nos dejen en paz.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Quizá para empezar a probar sólo
haga falta un apagón general.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Entiéndanlo metafóricamente si no
se ven capaces de volver a arrancar plantas, a contar historias por las noches,
a comunicarse por carta y a leer a la luz de un candil.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-67278921875710620632014-09-04T08:16:00.001-07:002014-09-04T08:32:01.430-07:00Los Cuantos - Cachorros subterráneos con médula de perro viejo<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5oAY4CHCRgdoEwmx6_zJppd25pGCa3HzKmzA8R4HSrVoo5dSDevSXf4rfFdciF6ga9rSpMUGA5icZbDrxWKQ5plZamBrlM-tsC_ifzTVHBoBO0ixTUh7GLQzAA-k1_nVP27F9cCP0ukQ/s1600/los+cuantos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5oAY4CHCRgdoEwmx6_zJppd25pGCa3HzKmzA8R4HSrVoo5dSDevSXf4rfFdciF6ga9rSpMUGA5icZbDrxWKQ5plZamBrlM-tsC_ifzTVHBoBO0ixTUh7GLQzAA-k1_nVP27F9cCP0ukQ/s1600/los+cuantos.jpg" height="302" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Uno de los casos más injustos que conozco de banda a la que
no se hizo puto caso pese a ser enorme son<a href="http://loscuantos.bandcamp.com/"> LOS CUANTOS</a>. Nacidos en Madrid en 2011,
la formación misma era un seguro de que algo interesante se cocía, con Julen
palacios (Malas Lenguas, La Familia Atávica) y el siempre excelente Javier
Colis a las guitarras, Gloria March en los teclados, Adrián Ceballos (Rip KC,
Malas lenguas) en la batería y Kim Warsen (Ginferno) como frontman.</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A la carrera, sin respirar, grabaron en Montpellier su
primer disco, “Love Love Love”, una factoría de hits oscuros pero radiables (en
un mundo donde existiesen de verdad las radios musicales). Empapado de Tom
Waits y Nick Cave en lo vocal, subterráneamente experimental en las tripas,
cromado en la superficie, expresionista, fiero, tenaz, preclaro, aquel artefacto tenía
exactamente todo lo que uno le pide al Rock&Roll: los estribillos, la
fibra, el empuje, el fulgor y la confesión. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cachorros subterráneos con médula de perro viejo, músicos casi
todos en momento de madurez, lo que trasladaron al directo después de la
grabación era portentoso, a despecho del tugurio en que les tocase hacer el
pase. Yo les vi merendarse a Kid Congo y sus Pink Monkey Birds, para quienes
abrían en la Nasti, sin mudar el gesto. Eran una banda de esas a la que no
quieres de telonero ni borracho, y apuntaban con brutal seguridad a lo perfecto
con aristas; al calambre controlado a distancia, pero natural; a esa gracia
montaraz que uno le exige a los mejores y que sólo tienen los mejores, en
efecto. Desbocados en el frente, con Warsen de rey lagarto posmoderno, anclados
con absoluta seguridad en la retaguardia ritmica, en su núcleo, después de años
en trabajo común en las Malas Lenguas, las guitarras de Colis y palacios,
maestro y discípulo, brillaban, imbricadas entre sí con serpentina elegancia,
creando un humus eléctrico sobre el que se eleva una fronda abigarrada y frutal
que echaba chispas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sí, aquello echaba chispas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hubo algo de ruido en torno a ellos en los subterráneos,
pero no fue suficiente, al parecer. Algo menos de dos años después salía el
segundo trabajo, “Pechblenda” y, aunque parezca imposible, nadie lo editó. Ocupados
en sabe dios qué naderías, en sabe dios qué mediocridades, los sellos de este
país miraron hacia otro lado como el perro de la foto. Y digo que es incomprensible
porque era otro disco soberbio. Más neumático, más flotante y atmosférico en el arranque, algo
más jazzy y lejanamente Kraut después, percusivo, elegante, más abstracto, si no
superaba al primero en temas, lo igualaba por redondez y opiácea profundidad.
Por otro lado, sin embargo, no me extraña nada la condena al ostracismo. Nunca
hay que desdeñar la capacidad de este país para despreciar e ignorar el
talento. Somos expertos en eso. Es lo nuestro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Todas las virtudes que Madrid ha cultivado en los
subterráneos durante décadas de bandas arriesgadas, inimitables, puras, estaban
para mí en esos discos, condensadas y sintetizadas para escucha de cualquier
mortal con sangre en las venas, aunque aún no plenamente desarrolladas: la
elegancia oscura, la radicalidad de nervio no wave, el cubismo experimental, el
blues siniestro más de espíritu que de forma. Todo ello estaba allí, diluido en
la copa de vino, formulado con la naturalidad Rock&Roll del hijo pródigo que
se juega lo que le queda a un último naipe brillante, antes de regresar a casa.
Para no regresar a casa, en realidad. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Fueron, para mí, el estallido final del coágulo en la vena
cava del rock madrileño más original y libre, esa que viene, caudal, desde aquel tiempo en que el
mismo Colis sentó la primera piedra del canon con Demonios tus Ojos y otras
barrabasadas suicidas. Para desgracia de todos, fue un estallido silencioso, en
el centro mismo de una galaxia de indeferencia; una galaxia a cuyos habitantes
se les llena la boca con palabras como “autenticidad”, pero que no son capaces
de descubrir esa autenticidad cuando la tiene delante del morro. O quizá no
quieren.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Los pongo, en mi mente, junto a los Gallon Drunk, por ese cultivo del
callejón en el que tangencialmente se tocan el rock standard y el malditismo
elegante, ese vértice, esa rompiente. También junto a los Dim Stars de Richard Hell,
otra superbanda de las calles poco iluminadas y los sótanos que duro apenas un
suspiro y con la que comparten algunas influencias.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
¿Hubo algo más que provocase un final tan sordo? No lo sé.
Todos los implicados tenían otros proyectos al mismo tiempo, y además las
dinámicas internas de una banda de músicos mayúsculos a la que no se hace caso
son siempre complicadas, es de suponer.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ahora queda peregrinar a un bandcamp más, en medio del
hiperespacio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Queda la música, a secas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Escúchenla a buen volumen, háganse el favor.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por un momento, fueron la mejor banda de rock de este país.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="//www.youtube.com/embed/rZyoDSoMkks" width="400"></iframe><br />
<br />
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="//www.youtube.com/embed/9KWS92SaH_A" width="400"></iframe><br />
<br />
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="//www.youtube.com/embed/xQZdexbZEf8" width="400"></iframe>Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-45433696132647002882014-09-03T12:02:00.000-07:002014-09-03T12:02:14.893-07:00Un hombre (I) - Scrolling down into dust<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT0g2WSKGcX1-FyEwDwo_w6lJ8CZuJSiHDJCrhP7wTqYtLm3FMnBbFZZbxoNT0xid2xC_jM5lf5tTpipIEURZeWfzUaOBi4aaIfL3qXL5FvjLhybkm-DKM0rwNg3GLJOecT4oMzJ2yi-Y/s1600/tumblr_na28itD6XB1tshtppo1_500.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT0g2WSKGcX1-FyEwDwo_w6lJ8CZuJSiHDJCrhP7wTqYtLm3FMnBbFZZbxoNT0xid2xC_jM5lf5tTpipIEURZeWfzUaOBi4aaIfL3qXL5FvjLhybkm-DKM0rwNg3GLJOecT4oMzJ2yi-Y/s1600/tumblr_na28itD6XB1tshtppo1_500.jpg" height="504" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Vivimos en el universo fragmentado, y en él somos felices
-unos más, otros menos-, porque el hombre común siempre es feliz ante una promesa de
desaparición indolora. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Muchos hombres, al menos, lo son. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Vivimos en la nota a
pie de página digital, en el comentario de nosotros mismos y la mirada momentánea al espejo deformado, repetida cien veces al minuto. Vivimos en la casa
donde el pago de los pecados se ejecuta en dinero virtual y a distancia, donde
cualquier opinión es válida porque todos escuchan y por tanto nadie escucha.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
CS. Lewis escribió “The abolition of man”, un ingenioso y
prescindible, casi aberrante libro de instrucciones sobre cómo dejarse matar
feliz. Lo cerró diciendo esto: “Si ves a través de todo, entonces todo es
transparente. Pero un mundo completamente transparente es un mundo invisible.
Ver a través de todas las cosas es lo mismo que no ver”. Quizá con esa frase lucidísima que redime al libro hubiese bastado y sobrado. Y se agradece la advertencia, pero llega tarde. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Necesitaríamos contraste, misterio y tiempo, y no lo tenemos,
aunque lo recordamos. recordamos vagamente su esencia. No es que nadie en concreto nos haya robado ese
contraste, ese tiempo, ese misterio, en fin, que es esencial para que la vida
no carezca de sabor: nosotros mismos nos hemos amputado siguiendo sin poder
evitarlo el signo general de un tiempo que es el propio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Vivimos en el intento de registro que justifica la falta de
registro. Vivimos alejados del largo aliento, y cuando lo hay, no se percibe,
porque ya se ha desaprendido, ya no se sabe qué es. Un libro de verdad. Oh. Lo
miramos intuyendo que lo necesitamos pero sin saber cuál es su verdadera
naturaleza, igual que miraría un bosquimano solitario a un Lap Top. O al revés, mejor dicho. Un hombre de verdad. Una mujer de verdad. Oh. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Vivimos en el intento de registro que se registra a sí mismo.
Con ser anotados en el haber nos damos por satisfechos. El “pudo ser” ha sustituido
al “es”. Todos podemos ser. Todos pudimos ser. Ninguno es, pero no importa. Ahí
estoy. Clica en mi perfil. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Vivimos en el mundo del comentario sin substancia. Si la
tiene, da igual, pasa, en ese eterno scroll que parece haber invertido el
sentido de la vida en una especie de ascensión, en una verticalidad quieta: es lo
otro lo que baja, es el todo lo que baja frente a nosotros, en la pantalla. Y
creemos flotar hacia la luz.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Nuestra literatura, lentamente, se ha ido plegando a la
fragmentación. O quizá, concedámoslo, fue ella la que predijo e impulsó la
fragmentación. Estuvo bien, durante un rato, cuando era un chascarrillo beat
para mejor contar el tumulto de la vida. Ya no estuvo tan bien cuando lo fue
invadiendo todo hasta tomar, al fin, nuestra propia médula. Últimamente he
tenido varios sueños que funcionaban por niveles, como un videojuego. Hace
tiempo que no me acerco a una playstation ni a otros engendros parecidos,
porque me fascinan tanto que podría ser absorbido y desaparecer para siempre, y
sin embargo ¡sueño por fases! <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Soy hijo de mi tiempo, supongo; un hijo extraño pero acaso
habitual: criado en el XIX, liberado en el XX, condenado a vagar por el XXI. He
conocido los ocasos pintados y contados a la Chateubriand, los gustos
desmañadamente refinados, altivos y urgentes de la nobleza rural, la laxitud de
las tardes. He conocido la ruptura underground y drogadicta de un Madrid aún
analógico que va quedando lejos, y también el triste camino de la vocación en
un mundo sin puta idea de quién es. Improve your profile. Retweet. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A veces pienso lo mucho que hubieran disfrutado los existencialistas
originales, esos refinados creadores de infiernos con coartada; lo mucho que se
hubieran divertido en este glacial desierto del alma construido a gritos que no
se oyen. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hace tiempo tuve una amante que leyó una entrevista que yo había
concedido. La única que se me había pedido jamás, en realidad. La entrevista
terminaba así: “Todo me sabe a ceniza”. La noté contrariada. “Yo no quiero
estar con alguien a quien todo le sabe a ceniza”, me dijo. La tranquilicé, le
dije que era un comentario sin ton ni son, pero lo cierto es que era cierto,
entonces. Este mundo está planeado así. Las cenizas no surgen siquiera de la
vida aniquilada, al viejo estilo. Son creadas al minuto, todo explota en torno,
en polvo, scrolling down into dust. No es que me disguste, pero tiene ese
sabor, querida, que quieres que te diga.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Quien conozca, por ejemplo, la sensación de vacío después de
varios días inmolados en algún buen videojuego, durmiendo poco, levantándose
con el ansia, encendiendo el cacharro antes incluso de poner el café al fuego;
quien sepa de ese vacío interior raspado a espátula que linda extrañamente con
un cierto placer autodestructivo, coincidirá conmigo en que no es tan distinto
de lo que sucede tras unos cuantos días de trabajo común atado a una pantalla,
actualizando al compás de los saltos de la mente las redes sociales de uno, los
supuestos anzuelos, las súplicas de amistad, los conocimientos sin cara aunque
con fotos variadas, sin cuerpo y sin olor. Hay un sinsabor paladeable al fondo
de todo ello, pero no deja de ser un sinsabor. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La pregunta de cómo devolver la sustancia a la vida es la
que importa. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y la pregunta, primero, de si uno quiere hacerlo de verdad.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Si nada tangible sale del esfuerzo en el que nos vaciamos,
lo cierto es que nada queda. Y para los seres humanos, incluso los
divisionarios del Zen do it yourself, lo tangible es siempre lo mismo: Se toca.
Se puede tocar. No puedo tocar tu like, pero puedo beber tu saliva. No puedo tirar
por la ventana tu post: tú libro sí. Necesitaríamos contraste, misterio y
tiempo, y no lo tenemos, aunque lo recordamos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sospecho, sin embargo, que muchos no quieren lo tangible y
menos aún el misterio. Quieren otra cosa, y están en su derecho. Quieren la
nada. Por eso en internet está, poderoso, el deseo de abdicar de la vida,
permanente, a mano, adictivo, repetido como un chute. Es normal que enganche.
El deseo de que la estafa no hubiese existido nunca, floreciendo en imágenes playas
remotas a las que vamos una vez, como si eso fuera la vida; atardeceres lejos,
retocados en Instagram, y comida, mucha comida que sustituye a la comida. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero también hay, claro, insertos de la vida privada que
demuestran que hasta en ese ansia de nada somos mediocres, señoras
pequeñoburguesas pendientes de que incluso la aniquilación del alma sea standard
y decorosa para la época: es un voyeurismo de clase media, pacato, cegato. Es
una comida bajo los pinos en el merendero público de Gotham, con sus eructos y
su siesta empapada de vinachi. Falto de aliento, sí, carente de la mínima grandeza
o crueldad que nos separa del oso hormiguero. Es un suicidio, porque
desintegrando el misterio se desintegra la vida y cualquier posibilidad de
expansión. Pero es un suicidio triste y feo, y vulgar. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Un tiempo atrás bebía whisky con un amigo en el Malpa, un
bar de Madrid que frecuentábamos. Veníamos de algún triunfo que no recuerdo.
¿Qué habíamos conseguido? No lo sé, pero era uno de esos inusuales momentos de
satisfacción. “Ahora sólo me hace falta meterme en una pelea”, dijo él, mirándome con una sonrisa casi plena. Lo
decía en serio, un tipo que jamás se había pegado con nadie, y yo lo entiendo. Hay partes de la experiencia
que un hombre aún desea, a la contra de la amputación general de las pantallas.
Al menos un hombre que aún quiere ser un hombre al viejo estilo. En realidad,
desea la experiencia completa. El amor, el desamor, la lucha, la victoria, la
derrota, la construcción y la caída, la existencia y la desaparición. Y no la
quiere por delegación. La quiere en carne. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por supuesto, hay otra parte del
hombre que le dice: “mejor no, que te parten la cara”, y entonces él no se mete
en la pelea, ni la busca, y se convierte en un ser pacífico que sólo sería
violento en caso de necesidad extrema. Pero añora esa pelea gratuita que jamás
sucederá.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Necesitaríamos contraste, misterio y tiempo, y no lo tenemos,
aunque lo recordamos. También acción. Es verdad.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y las pocas recetas que hay para eso están fuera.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Aún debe haber algo, allí.</div>
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<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-91686955940814992382014-08-29T11:44:00.003-07:002014-08-29T11:47:40.136-07:00Torga y la playa (un apunte social)<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnY0uA771I2qideYB08kPgYSkVRReogWigP7vcTJgbmr4IcqttllInUVzs5ctdo9mmq8jXEkXOstKZTiy-aWbzyBEQvch9mv0nfU-MgHhSfkBjG3WlvI1qm2oB1zfmSkjy70lZlYS-kjU/s1600/Torga+no+consultorio.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnY0uA771I2qideYB08kPgYSkVRReogWigP7vcTJgbmr4IcqttllInUVzs5ctdo9mmq8jXEkXOstKZTiy-aWbzyBEQvch9mv0nfU-MgHhSfkBjG3WlvI1qm2oB1zfmSkjy70lZlYS-kjU/s1600/Torga+no+consultorio.jpg" height="315" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hay una situación relativamente habitual entre quienes han
entregado su vida a su arte, o al menos toda la parte de la vida que han podido,
entre aquellos que han antepuesto su expresión y su alma a los peajes
necesarios del progreso social, despreciándolos; una situación que yo he encontrado mucho en el
mundo de la música más o menos vanguardista, difícil o simplemente buena: aún sin
éxito alguno y sin perspectivas de que éste llegue alguna vez, ya mayores para
muchas vías de escape que hasta hace poco parecían a mano y cargando con las
responsabilidades de la familia o la salud, se encuentran con que su propia
integridad les juega una irónica mala pasada: querrían encontrar un hueco, un
nicho en la sociedad -aunque fuera en sus márgenes, que probablemente sean el
único medioambiente respirable para ellos- pero después de años de negarse a “venderse”,
de negarse a mentir y de negarse a “colaborar” se encuentran con que ahora,
aunque quisiesen, ya no hay nada que vender, o nadie que vaya a comprar. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Han
perdido sus oportunidades de ser un don nadie acomodado, lo que saben hacer no
da un duro y el retorno al mundo de los pequeños oficios no era tan fácil como
uno pensaba antes. Sin la suerte de alguna habilidad cercana a lo artístico
(artesanía, tatuaje, sonido, etc) y sin dinero que entre por otras vías que la propia, su misma integridad les ha cerrado todas las puertas. Y aunque seguir en lo suyo
no parece llevar más que al desastre, las demás opciones no son ya sólo intolerables, sino que empiezan a ser inexistentes.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Miguel Torga, uno de esos autores esenciales al que se lee
poco, define la situación de manera perfecta en una entrada de su diario de
1953: “Mi situación humana me recuerda a la del tipo que se adentra nadando en
el mar y se aleja tanto de la playa que no puede regresar. Una posición sin
retirada posible. (Retirada, por otra parte, que yo no deseo). Lo he llevado
todo al extremo. He estirado demasiado la cuerda. Y me estoy hundiendo, a
sabiendas de que no puedo recibir ayuda, puesto que yo mismo la he rechazado”. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hay una diferencia, claro: en el caso de Torga, su situación
viene en parte de su origen humilde. “El nacer en la miseria, pero en una
miseria de verdad”, dice, “crea en nuestra alma un vacío irremediable. Un vacío
hecho de orgullo: el orgullo del pobre, el más duro y tenaz”. En el caso de
nuestros artistas emparedados por su propia coherencia “punk”, por llamarla
así, normalmente se trata de hombres criados en la clase media, esa que veía
hasta hace poco la historia como un progreso local y permanente y que se ha dado
de morros con la vida. Es peor así: a los criados en las comodidades, la
miseria, que desconocemos, nos aterra, igual que la violencia física intimida
al que nunca se ha partido la cara por diversión en el colegio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En todo caso, venga de donde venga ese orgullo obstinado, la
conclusión de Torga, creo, vale para ambos afluentes: “Y sintiendo que me ahogo
minuto a minuto sigo cortando las olas adversas con un esfuerzo sin ilusión,
aprobado por mi cuerpo y por mi espíritu. Es una especie de altivez de suicida
que desdeña tanto a los que son felices en la seguridad de la playa como a la
misma voracidad del abismo”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El arte español de valía está creado en gran parte por esos
poéticos –no por poéticos menos trágicos- suicidas. Quienes hablen de ellos
dentro de algunas décadas quizá no se paren a pensar en todos los días en que
conseguir la sopa fue jodido, en el precio de angustia pagado, o lo verán como
un ornato romántico de la misma manera que nosotros leemos sobre las miserias
de los artistas de antaño y no las sentimos más que como una excrecencia
agradable de su misma literatura. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sólo se ve la obra, jamás la vida. La compasión no existe ni
siquiera en el futuro. <o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Quizá así esté bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-62280189544264722612014-08-28T13:56:00.001-07:002014-08-28T14:09:35.214-07:00Pánico metafísico de saldo (I) - Abulia y acción<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglTK0FDtTFRigyDlT7PYM-GHludtbL75S6NH0hUGFGYWXcIU8OdCD680lO_9faA7T08lsEUdSMZmIyDqTpKQ4qfogYjyohDXGm6Au1tKsg2h-rL1SzfKesn5rqpvhQKp6IIVuG9_-dVUQ/s1600/desk2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglTK0FDtTFRigyDlT7PYM-GHludtbL75S6NH0hUGFGYWXcIU8OdCD680lO_9faA7T08lsEUdSMZmIyDqTpKQ4qfogYjyohDXGm6Au1tKsg2h-rL1SzfKesn5rqpvhQKp6IIVuG9_-dVUQ/s1600/desk2.jpg" height="298" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Si no fuera por algunas almas caritativas que se han cruzado
conmigo a lo largo del camino, incluyendo familia y amigos cercanos, yo ahora
mismo viviría probablemente en la calle, drogándome con los mendigos. Gracias
por aguarme la fiesta.</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Así que aquí estoy, en cambio, frente a esta bonita mesa de
trabajo que no es más que una tabla con dos caballetes y que ya lleva conmigo
más años de los que recuerdo, sin saber qué escribir y condenado a la segunda
necesidad del hombre: matar el tiempo. Si además el hombre, el pobre, tiene
algo de sensible, tendrá que matar ese tiempo con alguna actividad que lo
distraiga de lo único cierto, la muerte, entrando así en plena paradoja. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Un coñazo, un lío. Un pánico metafísico de saldo, éste.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me llevan gentilmente al café del pueblo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hay un gato blanco en una ventana.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hay un gato siamés entre los coches.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Alguien ha quitado los peces muertos del estanque.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Fumo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Gentilmente me traen de vuelta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hasta ahí bien, pero después la cosa se tuerce, porque dicen
que todo me chupa un huevo, dicen que I don't give a fuck, pero, para mi desgracia, es mentira. Es sólo un amago, una
predisposición, una nostalgia. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A mí me hubiese gustado que fuera verdad, eso es lo cierto:
siempre he deseado que mi abulia de fondo, ese relente de vacío profundo
hubiese sido completa y total. Ser, poder ser, uno de esos fines de línea
plenamente entregados a la causa de la nada, llevando a mis espaldas algunos
estudios emborronados, dos o tres trabajos abandonados pronto y una serie de
mujeres de locura pacífica que me hubieran devuelto perfectamente aburrido
hasta el redil. Un inútil al que la familia cuidase pesadamente y pagase,
resignada, los vicios. Porque no hay nada que hacer con él. No hay nada que
hacer. Un hombre entregado al cosmos con aficiones excéntricas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Lo he intentado, pero aguantaba demasiado el alcohol, hacía
bien algunos trabajos, tenía un lejano sentido de la responsabilidad que me
saboteaba, me ilusionaba con las cosas en el fondo. Lo he rozado, pero no.
Tengo demasiada energía y demasiado nervio, aun tras los años de excesos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Así que me jodo y escribo. Hago lo que sé hacer como un discípulo
aplicado, empezando y acabando las tareas, algunas al menos, y escribo poemas
que nadie quiere, novelas que nadie lee; escribo en este blog y en aquel, hago
collages como un niño grande y dibujo monigotes, piratas, elfos de fuego,
planeo bandas nuevas de rock&roll infecto, juego al ajedrez por internet,
me pongo trampas para no dispersarme. Sístole y diástole: la mesa se llena de
papeles y luego esos papeles remiten y luego vuelta a empezar, y salen cosas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Con la simple intuición de todo eso hubiera debido bastar,
me dice en un susurro el idiota estupefacto que me hubiese gustado ser y que me
observa desde el fondo del tiempo sin entender, medio admirado. Mira la tarde,
toma otro café, hombre, no ves que todo lo que haces al final no importa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tampoco me importa que importe o no, pobre ser interior,
deficiente mental, ideal no alcanzado, idiota supremo: ¿Acaso hay algo que
importe? ¿Es que no lo sabes tú tan bien?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En algunos sitios, en algunos artículos que escribo, parezco
también otra persona que tampoco soy: el hombre optimista y enérgico. O quizá
lo soy parcialmente, fallidamente, y el luchador y el abúlico son dos gemelos
fallidos que, en mi patio de atrás, pelean por un caramelo eternamente. En
alguno de esos artículos, en todo caso, he afirmado que la mejor crítica musical
de los últimos años ha sido ejercida en blogs y en libros. Lo reitero, pero no sé
si los otros que escriben blogs y libros lo hacen por la misma razón que yo, esta
mezcla compleja de pánico, vanidad, costumbre, maldición y huida hacia delante.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No sé si los demás son como yo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No sé si hay los demás.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A veces pienso que todo lo hago para fingir que el mundo es
mejor de lo que es y que yo soy mejor de lo que soy: “Casi un buen tipo detrás
de la catarata de bilis”, que dijo ayer un amigo. Que es todo un fingimiento
sutil en el que me he envuelto como en una enorme, interminable toalla de baño,
y que, después de muchos años, el hombre
que hay detrás ha ido olvidando su nombre y siendo suplantado por otro que el
mismo ha creado al girar ciego. El que mira la vida desde el café del pueblo espantando
como a moscas a sus dos gemelos, el sano y el enfermo (¿cuál es cuál?) es un yo
alejado del que empezó el camino, de eso no hay duda. A veces se miran a través
del tiempo y cada vez se reconocen menos. Un día me cruzaré por la calle y me
saludaré educadamente tener ni idea de quién soy.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Boa tarde.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
¿Me gusta lo que hago? Es una pregunta simple a la que lleva
todo este desvarío.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me permite no ser como los otros, me contesto, como todos
esos seres incoloros, esa legión casi translúcida de hombres y mujeres
conformes con la ley de las cosas, que acompañan con palmas lo previsto y que
llevan los sentimientos y los razonamientos sobre la piel como si los hubieran
comprado en IKEA, iguales, sin matiz, heredados en su forma más degradada de
veinte siglos de historia que no han servido de un pijo. La patulea de tarados que creen lo que se tercia, follan a la moda de antes de ayer y le
sonríen a la muerte sin verla con los piños siempre nuevos del imbécil. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Esa es la parte de la huida. Una huida estática en la que
uno construye artefactos curiosos, a veces. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Hace poco empecé a revisar mi blog desde el principio, ese
blog “musical”, por llamarle algo, que ha succionado tantas de mis horas
muertas. Visto en perspectiva parece una casa amplia aunque hecha al buen tun
tun, en la que se apiñan, formando una quinta extraña salones vacíos,
cuartuchos repletos, sótanos cegados y barandas que dan a jardines interiores
no muy cuidados. La obra es a veces como el diario, y el diario es siempre como
la casa que uno tendría si viviese irremediablemente solo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En esa casa resuena la voz, en el vacío. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Con su buen criterio habitual, decía mi amigo Juan Terranova
en una entrevista que le hice hace poco (recojo la idea, no la frase) que el elemento
colaborativo del blog, el “comment”, era tan potente que se emancipó y floreció
como twitter, dejando a nuestro neo-fanzine como una especie de cubeta de almacenaje
a la que hay que mantener en respiración asistida a base de linkarla constantemente
a ese mismo twitter, Facebook y otras redes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es parte, todo ello, sospecho, de esa cultura de la
fragmentación que los arquitectos, nuestra casta más diletante, ya previó hace
años; esa visión del mundo que prefiere el esbozo y el lo-fi, aun cuando tenga
a mano la opción contraria. Esa falsa democracia, en fin. Ese esbozo
acumulativo del que se intentan sacar conclusiones siempre a posteriori, siempre
demasiado tarde, pero que, es cierto, mata el tiempo, finge el arte, y no hace
daño a nadie.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
¿Quién contesta a la voz? ¿Es esa la pregunta?<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Escucho a los Jacobites, y ya ha caído la noche.</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-61025847289990307452014-08-27T08:14:00.001-07:002014-08-27T08:35:43.809-07:00Yo hice bailar a Charles Manson.<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="//www.youtube.com/embed/0xjs_Rz0Tso" width="400"></iframe><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US"><a href="https://www.youtube.com/watch?v=H64Klav7AC4">“When you dance I can really love”</a>. </span>Cuando bailas, yo puedo verdaderamente amar. Lo
decía Tito Neil, y si él lo decía debe ser verdad. Para los entes negados para
la danza, como yo, lo que queda es eso: observar desde la barra o desde el escenario
como bailan los demás; como la vida marca el sincopado paso de su propia
zarabanda extraña. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A veces sueño con un fin de año en algún país que no es el
mío: bebo whisky con un amigo en una terraza que da al mar y, a nuestros pies,
observamos cómo la gente gira en círculos en el jardín en un momento de comunal
desinterés por el mundo, de liberación, de celebración, que llega hasta
nosotros como un vaho de lluvia. Pero eso son sueños, y los bares españoles son
otra cosa. Desde sus barras he visto muchas veces a los que bailan, sí. Desde
el escenario menos: casi siempre mis bolos estaban semidesiertos, y en las pocas
ocasiones concurridas, la actitud fue casi siempre de observación, cuando no de
displicencia. Culpa de ellos o culpa nuestra. Da igual. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hay una pregunta recurrente en los entrevistadores mediocres
del mundillo rock: ¿Qué te parece el público español? El músico guiri de turno,
que es profesional (véase, vive de esto) y no es del todo idiota responde: “Probablemente
el mejor público que hemos tenido, de lejos. En mi país la gente es mucho más
fría, pero ¡aquí lo vivís de verdad, man!”. O algo por el estilo. Lógico, no va
a decir “pues mira, tío, más o menos como en todas partes, la gente observa,
aplaude, y luego se va a casa, que tiene lío”. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A mí el público español -ya que
ha salido la pregunta y salvando las excepciones que procedan- me parece tirando a soso, a forzado y a subnormal. Están
los de la barra del fondo, hablando de sus cosas, los del telefonito que creen
que son japoneses y los que se mueven porque les han dicho que la banda es la
hostia y son los que van a partir la pana ya mismo. Eso en la gama media. A
veces, más abajo, se consigue un público bueno, pero suele ser necesario,
sospecho, que el garito mismo sea cojunudo y que exista una cierta sensación comunal,
una idea de que en ese sitio y en ese momento se está compartiendo algo que no
existe en ningún otro lugar. Orgullo underground, supongo, que quizá sea otra
forma de ceguera. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En todo caso, sólo hay algo peor que alguien que no
participa y asiste congelado a una ceremonia que debería llevar a la acción, y
es alguien que participa forzadamente por todas las razones equivocadas. El
primero tiene una excusa sencilla, aunque sea triste: no siento nada. El
segundo es simplemente idiota.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tampoco estoy yo para hablar. He estado en muchos pogos y he
dado muchos saltos, y me he caído en muchas esquinas, pero hace años que mi actitud habitual es la
escucha y contemplación. Soy uno de ellos. ¿Estoy cansado? ¿Me he hecho viejo?
¿Disfruto las cosas de otro modo? ¿Me afecta menos el alcohol? ¿Me importan ya
un carajo el rock&roll y sus tics gastados? ¿He avanzado? ¿He retrocedido
¿He muerto? Probablemente un poco de todo hay. La energía ni se crea ni se
destruye, pero lentamente se va delegando en otros, y uno administra la suya
como puede. Yo la necesito para que mi propia banda exista, y las de los otros
han ido importándome menos cada vez.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En todo caso, en casi todos esos sitios desolados he
encontrado almas con un fuego en común. En Vitoria dimos un bolo que contó con
la jovial aprobación del personal, lo recuerdo. En Zamora una vez una punki
preciosa vino a darnos las gracias por el concierto. Y en León, ah… en León
hicimos bailar a Charles Manson. Pueden ustedes verlo en el video adjunto, como
ejemplo de todo esto que cuento. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y es que en los bolos de una banda marginal
como la mía sólo se mueven los que ya no tienen nada que perder y se dedican a
disfrutar del ruido sin juicios. Esa gente, muy escasa, que mantiene el rumor
atávico del ritmo corriendo por la sangre y a la que lo que piensen los demás
le importa tres cojones. Es agradable verlos; es consolador observar a un
individuo que, tan solo como tú arriba, se agita intentando subirse a la ola,
en medio de un semicírculo vacío, en un antro cualquiera, en las afueras de una
ciudad más, en el oscuro agujero de este país de mierda. A él le vale. El
centro del puto universo está en los pies de uno, siempre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ahora que, después de un camino que ha durado ya tres años, mi
banda amenaza reestructuración, problemas, planes de futuro incierto y demás
cosas habituales en la vida libre, trato de buscar esas dos o tres certezas
consoladoras que uno siempre es capaz de inventarse para seguir: y en efecto, me
divertí; y sí, grabé un disco bueno y tengo un segundo en la cocina que será aún
mejor; y viajé a unos cuantos sitios absurdos que entretuvieron mi eterno
nerviosismo con vistas nuevas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero, sobre todo, hice bailar a Charlie Manson. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Entre la indiferencia general, a través de la abulia de los
siglos, en cada rato muerto en el que el absurdo de todo se sienta de modo más
punzante, esa imagen estará conmigo en toda su cómica excentricidad. En toda su
alegría y su inútil gloria de danza macabra. En toda su verdad.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ignoro si es mucho o poco, pero, amigo, es lo que hay.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-90417719251179289652014-08-25T07:00:00.001-07:002014-08-25T09:00:52.462-07:00Pantano, jungla y chozas. Nacimiento de la mujer.<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhirt0BBGtFavn-k70G9VOHERpIqNNF47R2svLeKfnmhhVPUR8LUHFKA3i_CQtd3ACX24w6Fb6qdS-7yDV7Kpm78nJlBM_BgiSlSuaCpfYF0h3qeS6btxtH-q3g8MJ4NKm1D13P4yz5GBM/s1600/bruja.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhirt0BBGtFavn-k70G9VOHERpIqNNF47R2svLeKfnmhhVPUR8LUHFKA3i_CQtd3ACX24w6Fb6qdS-7yDV7Kpm78nJlBM_BgiSlSuaCpfYF0h3qeS6btxtH-q3g8MJ4NKm1D13P4yz5GBM/s1600/bruja.jpg" height="243" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">A veces, leyendo, encuentro ideas tan cercanamente
opuestas entre sí que no tengo más remedio que parar un segundo y preguntarme,
como ante una guerra civil inminente, de qué lado estoy.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Veamos un ejemplo. Dice Virginia Woolf en <i>Una habitación propia</i>: “Las mujeres han
servido durante siglos como espejos dotados del mágico y delicioso poder de
reflejar la figura del hombre duplicando su tamaño natural. A falta de ese
poder <i>es posible que el mundo siguiera
siendo pantano y jungla</i>”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Bien. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Dice Camille Paglia en <i>Sexual Personae</i>: “Ha sido la sociedad patriarcal la que me ha
liberado como mujer. Es el capitalismo el que me ha dado el tiempo para
sentarme a esta mesa a escribir este libro. Dejemos de ser mezquinas con los
hombres y reconozcamos abiertamente los tesoros que su tendencia obsesiva ha
dado a nuestra cultura (…) Si la civilización hubiera quedado en manos de
mujeres, <i>seguiríamos viviendo en chozas</i>”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se podría argumentar que ambas partes, hombre y
mujer, son necesarias para cualquier tipo de progreso. </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Suena tonto, como suelen
sonar en tiempo de guerra las obviedades.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se podría decir también que, pese a las apariencias,
todo sigue siendo pantano, jungla y chozas. Suena pretencioso, aunque en la
afirmación haya un relente de verdad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se podría decir, incluso, que en realidad ambas
afirmaciones no son opuestas. Si aunamos con cuidado las dos sentencias, la
frase que surge sería algo así: “sin la tendencia obsesiva del hombre y la
unión de esta con la cualidad especular de la mujer, que le permite doblar su alzada,
el mundo seguiría sin civilizar”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En todo caso, sospecho que ante una colisión, tiendo
a caer del lado de quien mejor escriba, que en este caso sería la Woolf.
Tampoco soy inmune a los prestigios establecidos, y Virginia es una consagrada
mientras que Paglia es una polemista a veces demasiado forzada, por mucho que
sea yo de los que defienden que la provocación suele ser saludable. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Paglia se
sitúa en realidad en el lado opuesto del espectro al que ocupa Robert Graves y
su defensa de un matriarcado pasado y posible; es decir, es la polemista
inversa, la polemista que defiende que la visión oficial, ni siquiera
enunciada, porque es la que la masa ha usado durante cientos de años, es la
correcta. Esto es interesante desde varios puntos de vista: primero, porque
explicita ese pensamiento general dominante que en realidad se ha ido
desgastando y, sin dejar de ser dominante, nadie o casi nadie se atreve a
expresar en público en un entorno cultivado. Segundo, porque quizá ese hacer
explícito lo implícito puede hacer que quien comulga sin saberlo con sus ideas
tenga que enfrentarse a ellas como tales, en lugar de aceptar una masa de
convenciones dadas muy cómoda porque no hace falta pensar en ella. Como
incitación al pensamiento de todas las partes implicadas, pues, su efecto es,
creo, positivo. O quizá “debería ser positivo”, porque nada mejor que un polemista
radical, antañón, reaccionario, violento pero también articulado, para
demostrar lo encastrados que solemos estar en nuestras garitas de vigilancia y
en nuestros salones vacíos, por progresistas que estos se supongan. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por desgracia, Paglia no escribe bien.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Leo estos días un ejemplo contrario: <i>La bruja</i>, de <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Jules_Michelet">Michelet</a>, un libro
asombroso tanto por su penetración en la psique colectiva de la edad media como
por su modernidad (publicado a mediados del XIX), y asombroso también por la
calidad de su prosa, que sobrevive a una traducción catastrófica brillando,
preñada y lúcida. Uno de esos libros que por su cualidad híbrida –lejana novela,
ensayo iluminado, reflexión político/histórica- lo atraviesan a uno sin atisbo
de fingimiento, con cercanía, con una inusual calidez. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">También él prefigura la preocupación de la Woolf por
“la habitación propia”, y discute con un siglo y pico de antelación la
afirmación de Paglia, cuando habla de la mujer del labrador, aislada en la
cabaña del claro del bosque, en el siglo XII, en ese momento en el que una
economía, aunque precaria, permite ya que la pareja se separe de la hacinada
vida comunal de la heredad –trasunto oscuro de la villa romana- y se establezca
espartanamente por su cuenta: “El hogar aislado creo a la verdadera familia. El
nido creo al pájaro. A partir de aquí ya no existían como cosas, sino como
almas. Había nacido la mujer. Fue un momento enternecedor. Ya está <i>en su propio hogar</i>. Por fin, la pobre
criatura ya puede ser pura y santa. Puede dedicarse a pensar y, sola, hilando,
sueña mientras su marido está en el bosque. Aquella miserable cabaña, húmeda, mal
cerrada, en la que sopla el viento de invierno, en revancha, es silenciosa.
Posee algunos rincones oscuros donde la mujer va a prolongar sus sueños”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Prodigioso párrafo que teoriza sobre el nacimiento (renacimiento,
deberíamos decir) de la mujer como algo más que mula de carga y sobre la
necesidad del silencio y la soledad para la creación. Y la primera creación es
la de la individualidad, la de la personalidad, que, en el caso de la mujer que
dibuja Michelet, nace precisamente en esas “chozas” de las que también hablaba,
en otro sentido, nuestra apreciada Camille.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Llegué hasta Michelet siguiendo un magistral ensayo sobre este mismo libro de <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Roland_Barthes">Roland Barthes</a> que se puede encontrar en “Ensayos Críticos” (Seix Barral), una colección de textos
tan difíciles como fructíferos. No llegué pronto. En lugar de correr a la
librería, muy en mi estilo esperé hasta que la marea lo trajo a mí mientras
revisaba un cajón de saldos en una tiendecita de segunda mano de Pontevedra. El
ejemplar que leo (ediciones Mundilibro) es, como digo, deficiente en la
traducción, y es, además, la primera edición no censurada del libro de
Michelet. Es decir: pasaron 115 años (de 1862 a 1977) desde su publicación en
francés hasta que el lector en castellano tuvo por primera vez el libro más o
menos íntegro en sus manos.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No es nada nuevo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hablaré más de todo esto, quizá.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7276165450857066073.post-90056896545794740332014-08-14T04:52:00.001-07:002014-08-14T05:01:59.231-07:00No me oigo dentro (I)<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwVC449pg8n-hQIVrns87Vr7onVfqonAyRoWeoyj4DbddMVbJvLfPScEtWen6n-YvwJT09dzMMWgFq8c8D-yRpj81izZ7ZhmOVUVyXdgnb44HrrF078FxM22CBJVdeVrvSTDAPxXQxFOw/s1600/molestones.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwVC449pg8n-hQIVrns87Vr7onVfqonAyRoWeoyj4DbddMVbJvLfPScEtWen6n-YvwJT09dzMMWgFq8c8D-yRpj81izZ7ZhmOVUVyXdgnb44HrrF078FxM22CBJVdeVrvSTDAPxXQxFOw/s1600/molestones.jpg" height="300" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Molestones: Mule, Antonio, Ricardo y yo (sobre 2008)</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Uno piensa que lo peor es un técnico de sonido que pasa de
todo hasta que se encuentra con el hiperactivo que va de enterao y que cree que
el concierto lo da él. Normalmente no parece haber nada en medio de esos dos
polos aparte del desastre. Los técnicos son, ciertamente, otra historia y otro
mundo, y eso que he tenido la suerte de mantenerme “artísticamente” a un nivel
tan rasante que la mayor parte de las veces ni siquiera había técnico:
descargas, montas, compruebas que te oyes “dentro” mal que bien y alguna de las
alimañas que pueblan el bar a la inhóspita hora de la prueba de sonido, o algún
colega, te dice: “suena perfecto”. Y vía. Al acabar el bolo, ese mismo tipo se
acerca para decirte: “Muy bien, pero no se oía nada la guitarra”, o algo por el
estilo. Podía haberlo avisado durante la hora que duró el asunto, pero ni te
molestas en indicárselo porque sabes que no sirve de nada. Las cosas no
funcionan así en los subterráneos. Las cosas no se arreglan porque le indiques
a la persona adecuada el problema que existe. Las cosas, sencillamente, no se
arreglan.</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Siempre he pensado que no me importa ser un aficionado si
puedo divertirme, y para divertirme necesito hacer las cosas “como si fueran de
verdad”, es decir, hacer que sean de verdad. Es el mismo feeling que hace que
si juego una pachanga de baloncesto necesite ir a muerte a por cada bola. Mi
malhumor acabará siendo legendario. Y sé perfectamente que no soy Larry Bird,
ni siquiera soy su primo el tarado, pero es la única manera de sentirme vivo; para
matar el tiempo conozco cosas mejores. Es por eso que los patanes que no saben
jugar y piensan que aquello es un remedo en payaso de los Globe-Trotters me
ponen de los nervios. Y es por eso que en la música me sucede exactamente lo
mismo. No le pido nada a nadie, pero me gustaría que despertasen del letargo hasta
un cierto nivel de funcionalidad o que me abandonaran. Si haces algo que puedes
hacer bien: hazlo bien. Si no lo puedes hacer tan bien, hazlo lo mejor que
puedas. No es una competición: se te reconocerá el esfuerzo y todo el mundo
estará tan feliz. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sé que este tipo de postura va en contra de la médula misma
del país, qué le vamos a hacer. Creo que hay, quizá, un 25 por ciento de los músicos subterráneos
que se toman en serio su disciplina. Son los que más se divierten, y los que
más sufren. Por supuesto, la “seriedad” tiene muchas caras y no soy yo quien
para decirle a nadie como administrar su creatividad; tampoco su ocio.
Simplemente creatividad y entretenimiento son cosas distintas para mí. Crear y
matar el tiempo no se parecen nada, a mis ojos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tengo un amigo que tiene una banda ocasional: tocan cuando
pueden y sus respectivos oficios y familias lo permiten. Ni siquiera pueden
salir normalmente de su ciudad, por lo que los bolos son espaciados pero celebratorios.
Sin embargo, para él el ensayo es un momento sagrado de desahogo, creatividad,
y relajación: el entorno activo donde resiste una disidencia creativa que, a
trancas y barrancas, se ha integrado con el resto de la vida. Le respeto por
eso. No va al ensayo a beberse diez cervezas y masacrar Johnny B. Goode. Va a
charlar, reir, trabajar, beberse diez cervezas, también, hacer canciones,
pulirlas, y salir a defenderlas encima de un escenario, cuando pueda, bajando
luego con la cabeza tan alta como el que más. Me parece perfecto, y es sólo un ejemplo porque conozco unos cuantos así, pero por cada uno de ellos conozco tres inversos, tirando por lo bajo. Rara vez en una banda se juntan
tres, cuatro o cinco miembros con el mismo nivel de compromiso y de ilusión, y
eso es lo que acaba con casi todas ellas. Si hubiese dinero de por medio,
claro, sería distinto. Charlie Watts hubiese dejado hace siglos los Stones si
no nadasen en millones de dólares. Keith Richards no lo hubiese hecho,
probablemente, aunque siguiesen tocando en un callejón. O eso es lo que me gusta
pensar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Volvamos a los técnicos. Doy un concierto en Madrid. Los
teloneros, amigos míos, una banda de high-energy punk&roll de raigambre
australiana, con dos guitarras tirando a complicadas de sonorizar, hacen una
prueba larga. Nosotros más corta, porque al final somos un trío de punk sin pedales
ni hostias y no hay tanta cosa que discutir. Empiezan a tocar. Las guitarras
totalmente bajas en la mezcla. A la tercera canción me acerco al técnico y le
digo con tono de “no quiero meterme en tus asuntos” (son susceptibles y tienen
el caballo por las riendas, o eso creen): “Oye, podías darle un poco más de
guitarras, que no se oyen”. Me mira y me contesta: “Ya, ya, ahora voy, que aún
estoy empezando”. Uno entiende que en un arranque de concierto hay cosas que
ajustar, pero sí te pasas por el forro 45 minutos de prueba y usas los cinco o
seis primeros temas para dejar la cosa medio decente (que se oiga, vamos, sin
hablar de matices), literalmente te acabas de cargar el mucho o poco impacto
que la banda hubiese podido tener sobre quien no la conoce, dejando además a
disgusto a quienes sí la conocen y saben cuáles son sus posibilidades.
Sencillamente, en esencia, ni eres un técnico de sonido ni tienes puta idea de
lo que es un show. Que alguien te pague por destrozar bolos es una lacra más
del negocio. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por supuesto nadie irá a decirle al dueño del garito: “oye, tu
técnico es una mierda”. Eso tampoco se hace en los subterráneos, aunque no sé
porqué. Sospecho que una especie de pudor, un exceso de educación, nos lastra
siempre; no decimos las cosas más obvias por no herir a no sé quién. Quizá el
hecho de que el dinero de por medio sea nimio y de que esto sea tomado por un
hobby, por una payasada, por un caprichito, influye, también en este caso. “Es
un juego, no hay que pelearse”, nos hubieran dicho nuestros padres de niños. “Es
un juego, así que pelea”, hubiese sido un consejo mucho mejor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tengo un amigo que pertenece a otra estirpe, mucho más
amable, al menos para mí: la de los técnicos volados de la cabeza. Es bueno,
pero le gusta que las cosas piten y acoplen: demasiados años de Sonic Youth,
quizá. Puede ser irritante o muy divertido, según uno tenga el día. Es la única
persona detrás de una mesa a la que he visto pedir tres veces seguidas a un
guitarrista que se subiese el volumen. Terminó al nueve y medio, mi
guitarrista, y sonamos de la hostia aquella noche, o eso dijeron las doce
personas que vinieron a vernos, incluido Charlie Manson.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
He encontrado otros técnicos buenos, claro, pero son
honrosas excepciones: en La Faena, en Madrid, les he visto trabajar muy
eficazmente y sabiendo lo que hacían, las tres o cuatro veces que he estado. En
la sala El Sol, también. Toqué allí hace tiempo, un día intempestivo, con una
banda mía y otra de fuera de Madrid, igualmente semi-desconocida. Estábamos
probando y en una canción el técnico para y dice: “Dónde están los coros”.
Nosotros: “¿Qué coros?”. Él: “En esta canción hay coros, ¿los vais a hacer?”.
Nosotros (mirándonos extrañados): “No”. El cabrón se había agenciado nuestra
maqueta, que era lo único que teníamos, se la había escuchado y se conocía las
canciones. Sentí entonces exactamente lo contrario de lo habitual. Sentí ese
resto amargo de vergüenza por no haber hecho bien las cosas, por estar en una
sala cojonuda con un técnico cojonudo y no haber hecho mi trabajo bien. Oh, sí,
aquellos coros deberían haber estado allí. También las canciones en sí mismas
podían haber sido mejores y haber estado más rodadas, y también podíamos haber
hecho más promo y haber traído más gente. Y también… “Otra banda de mierda”,
habrá pensado él, pero se mantuvo impecable, amabilísimo y colaborador. Espero
que al menos el concierto no le haya disgustado. Por aquel entonces hacíamos
simple y puro Rock&Roll rabioso y estábamos empezando a sonar realmente bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Dice Keef en su autobiografía “Vida” algo tan interesante
como obvio para cualquiera que se haya pateado unos pocos escenarios: “Un
teatro perfecto para tocar rock sería un garaje muy grande hecho de ladrillo
con una barra al final. El concepto de sala ideal para conciertos de
Rock&Roll no existe; no hay ni una sola en todo el mundo diseñada
específicamente para tocar ese tipo de música. Lo que haces es acomodarte a
locales construidos para otro tipo de eventos”.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Se podría añadir que uno se adapta, también, a técnicos “construidos
para otro tipo de eventos”, y, a menudo, a públicos “construidos para otro tipo
de eventos”. Es otra discusión, pero, en todo caso, no desesperamos de
encontrar ese garaje grande con barra al fondo. Tendremos los coros preparados,
para esa ocasión.</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Luis Boullosahttp://www.blogger.com/profile/09280220488259002271noreply@blogger.com0